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Israel es hoy el país con mayor concentración de startups per cápita en el mundo. Existe un emprendimiento por cada 1.844 personas y tiene más compañías en el Nasdaq (la Bolsa de las tecnológicas) que Corea, Japón, Singapur, China, India e Inglaterra juntas. En este fenomenal polo tecnológico, en el que confluyen ideas, emprendimientos, conocimientos y el aporte vital de los capitalistas de riesgo, Israel tiene como espejo al célebre Silicon Valley norteamericano, con sus diferencias y particularidades, tal como describen Dan Senor y Saúl Singer en su libro testimonial StartUp Nation, La historia del milagro israelí.

Eric Shmidt, presidente de Google, considera que los EE.UU. e Israel son los mejores lugares del mundo para los emprendedores. El reconocido inversor Warren Buffett nunca quiso comprar empresas extranjeras, costumbre que rompió en 2006 cuando pagó US$4.500 millones por una empresa israelí. “Las grandes empresas tecnológicas del mundo no pueden dejar de lado a Israel. Casi la mitad han comprado startups o crearon centros de investigación y desarrollo allí”, dicen los autores.

Lo que Senor y Singer intentan desentrañar es cómo un país tan joven de 7,1 millones de habitantes, con escasez de recursos naturales y rodeado de vecinos hostiles, logró expandir una cultura emprendedora difícil de igualar. Y desde allí, revitalizar a toda su economía. Datos oficiales de los Estados Unidos indican que la mayoría de los nuevos puestos de trabajo neto entre 1980 y 2005 fueron creados por empresas con menos de 5 años de existencia. Esa es la importancia de que surjan empresas: el empleo . “Israel tuvo que ser innovador para poder sobrevivir”, sintetizó Singer en una charla con iEco (ver Tuvimos que innovar …

).

En el origen de todo influyeron dos factores primordiales: las Fuerzas Armadas (el rol del servicio obligatorio en la formación de líderes empresarios) y el yozma , un audaz y creativo programa de financiamiento a nuevas empresas, que permitió atraer a los capitales de riesgo a principios de los 90. En realidad, el yozma coparticipaba con los privados el riesgo de invertir en startups con ideas promisorias. En Israel, hoy, se calcula que existen unos 40 fondos de inversión de estas características. Pero desde 1992 a la fecha, alrededor de 240 fondos, extranjeros y locales, invirtieron en startups israelíes.

La implementación del programa (el Estado garantizando con fondos el potencial de un proyecto bajo condición de sumar capitales privados) obtuvo beneficios inmediatos, que hoy perduran. Incluso, varios países intentaron replicar la experiencia del yozma israelí.

Intel, Google, eBay, Cisco y PayPal, entre otros colosos tecnológicos, son protagonistas directos o indirectos en este Silicon Valley del Medio Oriente. Pero muchas empresas locales aparecen en las marquesinas del mundo, como por ejemplo Mirabilis, dueña del célebre programa de chat ICQ, el más popular durante años. Creado en 1996, la compañía creció de tal modo que consiguió 5 millones de usuarios en su primer año de vida hasta que fue comprado por AOL en US$407 millones, una cifra récord para una empresa israelí.

El impacto del desembarco de Intel fue notorio, a tal punto que hoy es el principal empleador privado del país. Singer compara el papel de Intel en Israel con el que tuvo Hewlett Packard en el Silicon Valley. Una comparación válida, si se tiene en cuenta que en Israel se crean 500 empresas al año.