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La asociación pro derechos humanos Human Right Watch ha pedido a los legisladores de todo el mundo que se prohíba el desarrollo y el uso de “robots asesinos” totalmente autónomos. Como los Terminators de la famosa película de ciencia ficción, son armas que no requieren intervención humana para su funcionamiento y podrían estar a la orden del día en un par de décadas.

La tecnología armamentística junto con la robótica han ocupado el último informe de 50 páginas que ha presentado la asociación Human Right Watch, junto con la escuela internacional de derecho de Harvard (CIDH). El informe se ha elaborado en base a la ética, al derecho internacional y al desarrollo tecnológico.

Para esta asociación, el uso de ‘robots asesinos’ implica tres posibles diseños. Los primeros son las máquinas que obedecen instrucciones de los humanos, como la maquinaria con control remoto. Por otro lado, los robots que identifican objetivos de manera autónoma y que solo precisan una orden humana para actuar, y por último aquellos que no precisan ningún tipo de interacción humana para realizar una acción.

“Dar a las máquinas el poder de decidir quién vive y muere en el campo de batalla llevaría la tecnología demasiado lejos”, dijo el director de HRW, Steve Goose. En este sentido, el informe manifiesta que la responsabilidad sobre un atentado contra civiles podría quedar diluida en un conflicto, a diferencia de una responsabilidad humana directa.

Asimismo, el informe destaca que “tales armas revolucionarias no serían coherentes con el derecho humanitario internacional y aumentarían el riesgo de muerte o lesiones a los grupos de civiles”.

Los robots carecen de ética o de pensamiento, por ello la preocupación sobre el control de sus acciones ha estado siempre ligada a su desarrollo. En este sentido, el escritor Isaac Asimov enumeró tres leyes de la robótica en sus libros de ficción: obedecer siempre a los humanos, no herirles y protegerse, siempre y cuando no entrase en conflicto con las leyes anteriores.

Estas leyes siempre se han tenido como una referencia, pero los pasos de la industria bélica podrían ir en otras direcciones. Aunque esta tecnología totalmente autónoma sigue formando parte de la ficción hoy en día, la Asociación de los Derechos Humanos manifiesta que su uso podría ser habitual en 20 o 30 años.

En especial, el peligro lo ostentan potencias como Estados Unidos, Corea del Sur, China, Israel y Alemania, que poseen la tecnología punta de la industria bélica. Esta petición se equipararía a la prohibición internacional que se asienta sobre el armamento de destrucción masiva y nuclear.

“El objetivo es establecer un código profesional de conducta que rija la investigación y desarrollo de armas robóticas autónomas, especialmente aquellas capaces de llegar a ser completamente autónomas, con el fin de asegurar que las preocupaciones éticas y legales sobre su uso en un conflicto armado se consideren adecuadamente en todas las etapas del desarrollo tecnológico”, recoge el informe.