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El diputado del PRI, Juan Manuel Diez Francos, presentó una iniciativa para aplicar un impuesto especial a la goma de mascar, por la contaminación ambiental, visual y el costo que genera al retirarla de árboles, calles y mobiliario urbano.

Por ello, dijo, quienes contaminen con chicles pagarían impuestos equivalentes al valor del daño social que ocasionan al ambiente y a la salud por ser considerados un foco de infección, ya que estos dulces pegados contienen 50 mil gérmenes transmisores de enfermedades.

Explicó que se propone que la enajenación o importación del chicle sea del 50 por ciento, y adicionalmente a la tasa establecida se pagará una cuota de 15 centavos por goma de mascar enajenada o importada.

Además, Diez Francos expuso que los fabricantes, productores o importadores para calcular el impuesto por la enajenación de esos bienes en territorio nacional, considerarán como valor de los mismos el precio de venta al detallista, y en los casos de no existir, será la contraprestación pactada.

Del importe recaudado sobre el chicle, indicó, se destinaría el dos por ciento a las entidades federativas y el seis por ciento a sus municipios, para cubrir el costo que genera retirar las gomas de mascar en el mobiliario.

Señaló que el costo por despegar un chicle en la ciudad de México es de dos pesos 50 centavos, mientras que el costo más económico de esta golosina es de 50 centavos.

Dio a conocer que el precio diario para retirarlos sólo en el Centro Histórico es de dos mil 800 pesos, y la inversión para eliminar los chicles pegados en las calles, aceras, plazas, esculturas, árboles y otros lugares es de 50 mil dólares con 10 máquinas especializadas.

Indicó que de acuerdo con datos de la empresa Kraft Foods asegura que México es el segundo país consumidor de chicles a nivel mundial y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que se producen 92 mil toneladas anuales, con un consumo anual per cápita de 1.8 kilogramos.