MILENIO

Con lleno absoluto, el narrador de Israel compartió en la FIL con los jóvenes quienes escucharon desde dónde nacen sus historias. Posteriormente, firmó algunos libros.

Antes de las 12:00 horas ya comenzaban a ingresar los estudiantes, que eran tantos que los muros que dividían al auditorio se retiraron para que nadie se quedara sin oportunidad de escuchar a Keret. Mientras, los asistentes se entretenían con sus smartphones o localizando a sus amigos, de extremo a extremo del salón.

Por fin, el escritor israelí subió acompañado de Rulo, locutor de Reactor, y Diego Rabasa, de Sexto Piso. “Hola”, saludó desde su silla en castellano, “ahí es donde empieza y termina mi español”, bromeó en inglés y a partir de ahí fue necesario que todos tuvieran audífonos.

“Las historias no existen en el papel, sino en los ojos de la gente”, dijo. “Descubrí este espacio muy personal que podría compartir en papel, pero una vez que lees una historia compartes un poder de conectar tu mente con otro. Ahí es cuando supe que quería ser escritor.” Rulo le preguntó si con el paso de los años los temas de su literatura han cambiado mucho. Keret respondió sin complejidad “Cuando tenía 19 años pensaba todo el tiempo en chicas. Ahora ya estoy más grande, y sigo pensando en chicas, pero de una manera distinta.”

Ante la presencia de tantos jóvenes, Diego le preguntó si piensa en que sus libros serán leídos por gente de determinada edad. “Más que la edad, mis textos exigen que el lector sea activo, pues una misma historia puede leerse de diferentes maneras, por lo que la gente tiene que ser curioso.”

“La literatura es el único lugar donde puedes ser irresponsable”, declaró, cuando se mencionó que podría haber gente afectada por sus textos, de manera positiva o negativa, pues lo que hay dentro de la gente es lo que hace que las palabras de un libro le den justificación para hacer algo.

Los jóvenes escucharon y rieron con sus anécdotas, y aunque algunos abandonaron el lugar pasada la primera hora del encuentro, otros ocuparon sus lugares. Cuando la charla llegó a su fin, Keret se dirigió al módulo de Firma de Autores, donde lo esperaban ya decenas de personas.