AVIV TATARSKY/LA RAZÓN.ES

¿Qué es el proyecto E1?
–La E1 es sólo un nombre para una amplia zona que se encuentra al este de Jerusalén Este. De ahí la E. No significa nada especial. Pero lo importante es que tras el 67 Jerusalén ya se estaba expandiendo hacia el este, más allá de la línea verde. Por lo que Jerusalén Este está entrando mucho en Cisjordania, de modo que si hubiera una solución de dos Estados, la E1 se encontraría profundamente dentro de Palestina.

¿Cómo ve la opinión pública israelí la construcción de viviendas en la E1?
–Básicamente, la media no entiende lo que significa. Algunos están en contra, otros piensan que habría que quedarse con todo Cisjordania… Pero el Gobierno es consciente de que esa zona es crucial, pues ya hay asentamientos y barrios judíos, pero la E1 es decisiva. Primero, porque está muy dentro del territorio palestino; segundo, porque al lado ya se encuentra uno de los mayores asentamientos judíos: Maale Adumim.

¿Piensa que las reacciones de la comunidad internacional vienen por el anuncio de nuevas construcciones?
–Sin duda. Porque tanto en las negociaciones formales entre Israel y la AP como las informales estaba claro que esa zona era crucial para un Estado palestino, por lo que se socava la posibilidad de un compromiso. Además, los países de la UE han dejado muy clara su postura en el voto en la ONU. Con este paso de Israel, que es una contradicción, creo que han pensado ¿no reaccionamos o nos mostramos serios respecto a la forma en la que votamos?

¿Cuál será la actitud de Israel frente a estas medidas diplomáticas?
–Si se tiene en cuenta el «modus operandi» de este Gobierno, cada vez que es retado reacciona de una manera agresiva. Se puede observar en el pasado en los desacuerdos entre Obama y Netanyahu, tras la guerra anterior en Gaza. El primer ministro se muestra muy confiado en seguir sus políticas y parecer que no es consciente de lo que hacen los palestinos o la comunidad internacional.

¿Es exagerado decir que el proyecto E1 divide Cisjordania en dos?
–No es del todo una exageración. No es que sea imposible ir desde el norte al sur, pero la ruta será mucho más larga. Ahora se puede conducir, pero habría que rodearla en un futuro. Sí que pone en peligro la vialibildad de los dos Estados. Pero hay que tener en cuenta que los palestinos querrían tener Jerusalén Este como capital y existen muchos asentamientos judíos que bloquean el paso.

* Investigador de la ONG israelí Ir-Amim