LA TRIBUNA DE TOLEDO

Recientemente, el Ministerio de Justicia ha anunciado que legislará un nuevo procedimiento para facilitar a los sefardíes de todo el mundo que puedan adquirir la nacionalidad española. Así, los sefardíes, es decir, los descendientes de los judíos que fueron expulsados de España en 1492, podrán adquirirla a partir de ahora de forma casi automática, vivan donde vivan y siempre que acrediten su condición, ya sea por apellidos, idioma, descendencia o vinculación con la cultura y costumbres españolas.

¿Qué significó el acto para la comunidad judía, que se celebró en esta Casa y donde asistieron dos ministros, el de Justicia y Asuntos Exteriores anunciando esta medida?
Para la comunidad judía tiene una doble dimensión: Es la prueba que el Estado español, es decir, los españoles, estamos interesados en resolver de la mejor manera posible la situación de las comunidades judías de origen español que viven en el extranjero. Una historia que comienza en 1492 con la expulsión de unos españoles que se llaman sefardíes que, en Sefarad, significa, español.

En segundo lugar, lo vivieron con interés y agradecimiento porque fue un acto importante, ya que dos ministros de Estado se trasladaron físicamente al centro Sefarad-Israel para comunicar al mundo su voluntad de facilitar el acceso a la nacionalidad española de los judíos de origen español. Es algo que los judíos españoles agradecen porque implica sensibilidad. Es un ejemplo de que el Gobierno de la Nación siente la necesidad de comunicar con ellos y darle la importancia que tiene a un acto como éste.
El diseño del acto refleja una sensibilidad que la comunidad judía española evidentemente reconoce y agradece.

¿Cuántos sefardíes se calcula que puedan acogerse a este nuevo mecanismo para solicitar la nacionalidad española?
Es imposible saberlo. De entrada nos encontramos con dos problemas de origen: ¿Qué quiere decir ser judío? Y, dentro de ser judío, ¿Qué significa ser judío sefardí? En la tradición judía, judío es aquel que nace de madre judía pero, a partir de ahí, eso genera un derecho, pero hay que vivirlo.

Hay judíos que proceden de familias españolas que ni se sienten judíos ni sefardíes y, por lo tanto, a la hora de hablar de pasaportes, unos dirán que les interesa y, otros, simplemente dirán que son búlgaros o israelíes.
Se dice en términos genéricos que hay doce millones de judíos en el mundo: seis viven en Israel y, otros tantos, viven fuera. De esta distribución general, se dice que hasta tres millones pueden proceder de España.

Es muy difícil decir ahora quién es judío sefardí y quien no porque, lógicamente, muchos se han casado con personas de otras ramas del judaísmo. Habrá que ver exactamente en qué comunidades se ha mantenido, digamos entre comillas, con cierta pureza de sangre, y en qué familias se han mezclado tanto que ya no se puede decir que son sefardíes.

Como mucho hablaríamos de que tres millones de judíos podrían acogerse a esta norma, aunque realmente serían muchísimos menos, pero hay que esperar.

Ahora estamos recibiendo muchas solicitudes de información que proceden del ámbito mediterráneo, – las comunidades sefardíes de Turquía y de Marruecos, del propio Israel o los Balcanes- pero también desde Francia y, muchos desde América Latina -Argentina, Venezuela, Colombia-.

Es muy normal que una familia sefardí en Venezuela o en Argentina quiera en estos momentos recuperar de forma complementaria su identidad española y puedan disponer de un pasaporte español.

Esta petición de nacionalidad española es por una actitud cultural, económica… ¿Cuáles son los motivos?
El problema es que es todo y, valorar en tantos por cientos, es muy complicado. Mucho antes de esta normativa, por esta casa ha pasado una petición de la judería de Zimbawue . Huyendo de la persecución nazi, muchos judíos aparecen en la antigua Rodhesia y, ahí, han hecho fortuna.

Están solicitando la nacionalidad española personas con más de ochenta años, que tienen la vida resuelta. Lo único que piden es morir siendo español. No quieren ningún derecho, ningún reconocimiento de nada, sencillamente dicen: Somos españoles, hemos sido españoles siempre y queremos que el Rey nos permita morir siendo españoles, porque ellos siempre lo ven en clave de la Corona.

Hay por lo tanto demandas que vienen de atrás y que son en clave cultural, es decir, que no implica renunciar a ser lo que ya son, por ejemplo, turcos o lo que sean.

Al mismo tiempo también nos encontramos con comunidades sefardíes que ahora lo están pasando regular y que les vendría muy bien, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, disponer de un pasaporte español. Eso es un interés desde una identidad cultural. Ellos dicen: Nosotros siempre hemos sido españoles y, ahora, lo queremos ser más que nunca.

También hay gente que quiere venir a trabajar a España, pese a la situación del país, porque quieren invertir en España, entre otras cosas, porque es un buen momento para hacerlo. Todos los elementos se combinan y sería injusto decir que es sólo cultural y sentimental, o sólo por interés económico. Hay de todo un poco.

Entonces, ¿Algunos sefardíes piden la nacionalidad española aunque no quieran vivir en nuestro país?
Así es. Quieren ser totalmente españoles donde están, y eso es algo fundamental para España porque es muy importante que haya comunidades españolas fuera de nuestro país, viviendo como españoles, sintiendo como españoles, sin que ello implique una contradicción con su condición de argentino, turco o de búlgaro, y que sigan rezando en español y que sigan practicando leyes de Castilla, porque muchos actos jurídicos de estas comunidades se hacen con leyes españoles anteriores a 1492, que todavía hoy en día siguen vigentes en estas comunidades.

¿Qué leyes?
Por ejemplo, leyes de matrimonio o de familia. En España, por ejemplo, uno se puede casar por la iglesia católica y, luego, eso hay que refrendarlo en el registro civil. Lo mismo ocurre con el mundo judío o musulmán.

¿Cuándo se prevé que el Gobierno apruebe la primera nacionalidad a través de este nuevo modelo?
En los últimos años, ha habido solicitudes vía carta de naturaleza, y no sé si el Ministerio de Justicia va a colocar este paquete bajo la nueva normativa o no. Como es un procedimiento que no es fácil, tardará en el mejor de los casos meses y, en el peor de ellos, un año y medio, porque no es fácil para un estado responsable otorgar la nacionalidad a alguien que dice que procede de una familia española sin que lo pueda demostrar, y no es fácil demostrar ahora que uno procede de una familia española de 1492.

Primero habrá que trabajar con su apellido, las juderías de origen y de destino tendremos que decir algo y el Ministerio de Justicia debe ir armando un procedimiento donde distintos actores van dando fe de que ese señor es español, partiendo de que este señor tiene que demostrar, dentro de lo posible, que su familia es claramente sefardí, reconociendo que no existe un DNI sefardí, con un chip dentro que incluya el árbol genealógico.

¿Cuántas peticiones hay en estos momentos?
Las tiene la Dirección General del Registro y el Notariado, que depende del Ministerio de Justicia. Nosotros somos un actor colateral, y ayudamos al Ministerio cuando no lo pide, pero no somos quiénes resolvemos. En el mejor de los casos cientos, quizás unas quinientas. Pero, en los próximos meses llegarán miles de solicitudes porque la noticia ha tenido mucho impacto fuera de España.

¿Es cierto que mantienen palabras del antiguo castellano e incluso algunas familias las bisagras de la puerta de sus hogares de los que fueron expulsados en 1492?
Tenemos muchísimas palabras, y muchas familias siguen teniendo llaves, bisagras y elementos de la puerta para poder volver a abrir y entrar en sus casas. Una de las familias más conocidas de la judería española, es la familia Toledano. Don Mauricio Toledano, que es secretario general de la federación, se llama toledano y la boda de su hija recientemente se ha hecho en Toledo. Es una familia de Toledo, que no pierde oportunidad de ir a Toledo y, allí, realiza los actos familiares fundamentales.

Son familias que son españoles, se sienten españoles y reivindican su ciudad de origen. Juderías como Gerona, Calatayud o León están presentes en los apellidos porque llevan esos apellidos y reivindican que esa es su ciudad de Toledo.

¿Es importante la comunidad sefardí en Toledo?
Toledo ha sido el centro del judaísmo mundial durante siglos. Es como hablar de la Alhambra para los musulmanes o como Córdoba. Ahora, las grandes comunidades están en Madrid y Barcelona.

El mundo sefardí era un mundo burgués, muy culto y relevante, dedicado al comercio y al estudio y, de ahí, que los sefardíes sigan siendo referentes en cualquier parte del mundo. Los sefardíes fueron durante siglos la aristocracia del judaísmo, y España era por tanto el centro de la cultura judía y, por tanto, de la cultura mundial.

¿En algún otro país del mundo se ha adoptado una medida similar?
Es imposible porque ningún otro país se tiene una diáspora que se llame a sí misma española. Es algo único español y, por lo tanto, España debe tener esa relación tan especial con esa comunidad.

¿Cómo ve el Estado de Israel esta relación?
Con cierta curiosidad y perplejidad porque no hay otro caso semejante. La lógica del Estado de Israel es que todo judío quiera ser israelí y quiere tener un pasaporte israelí porque esa es la lógica del sionismo, es decir, la creación de un estado para los judíos.

Nuestro caso no lo ven con mala fe porque ven que hay una voluntad muy positiva, pero lo ven con cierta perplejidad porque no hay otro caso semejante donde un Estado quiera recuperar a sus judíos y un vínculo que es afectivo, que es cultural, que es económico, que es todo al mismo tiempo y que, en ningún caso, podemos minusvalorar porque son españoles que han seguido siéndolo durante cinco siglos.