ENRIQUE KRAUZE/ EL PAÍS

Enrique Peña Nieto fue elegido por el diario El País como una de las cien personalidades más destacadas del año en Iberoamérica.Lo retrata Enrique Krauze

En México, la biografía presidencial era destino nacional. Pero las cosas han cambiado. México es una democracia, Ahora, la biografía presidencial es solo un factor –importante, no único– en el rumbo del país. Nadie conoce, cabalmente, la biografía de Enrique Peña Nieto. Sabemos que hizo estudios de Administración, que creció en seno del Grupo Atlacomulco (creador de un estilo político alambicado y cortés, colindante con la diplomacia) y que sin experiencia previa hizo un Gobierno eficaz en el Estado de México. Su modelo original fue Adolfo López Mateos, un presidente popular (risueño, viajero y sibarita) cuya gestión (1958-1964) descansó en un buen Gabinete. Peña parece más activo y pragmático que su antecesor.

Ha proclamado su deseo de “mover a México”. Para hacerlo, primero deberá “mover al PRI”, cuyos poderosos sindicatos, gobernadores corruptos y pesadas burocracias no se han enterado de que vivimos en democracia. Una nueva ciudadanía, crítica y atenta, espera ese “movimiento”. Peña haría bien en apelar a ella.

El país abriga la esperanza de que sea un líder responsable y moderno, que haga una diferencia en los problemas que nos angustian: la pobreza, la falta de crecimiento y la violencia. No sé si será ese líder. Solo sé que no tiene mucho tiempo para probarlo.