Escena 1

En la casa de Doña Caldera. Ella está vestida de forma estrafalaria como su casa. Enfrente vive Don Fabián Escudriñador y remilgoso. Se lo ve pegado a la ventana para fisgonear sus anchas.

Doña Caldera: (Moviendo una enorme caldera, en el patio de afuera) ¡Qué feliz estoy! ¡Qué felicidad! Laralalilalá.

Don Fabián: Esa señora no me gusta. No me gusta su ropa, ni su casa. Ni su cara.

Doña Caldera: ¡Qué feliz soy! Mi casa es tan linda como yo. Además estoy de estreno.

Don Fabián: Viste como ya no se viste. Y su cara ya no está de moda.

Doña Caldera: Es lo bueno de aprovechar las baratas: siempre hay un retazo para un buen perro, digo, para un buen vestido. (A lo mejor deja de mover un poco su caldera y ve sus compras).

Don Fabián: Esa señora ríe para sí. Yo creo que le patina el coco.

Doña Caldera: ¡Me encanta vestir bien! Ya me lo decía mi tía: nunca salgas mal vestida, no sabes a quién te puedes encontrar.

Don Fabián: Si me la encuentro de noche, corro. Es espantosa.

Doña Caldera: Además de que tengo un guardarropa muy diverso y divertido: ¡Ya verán lo que me estoy haciendo con estas telitas tan lindas!

Don Fabián: De seguro su casa es una porquería. Dicen que las cosas se parecen a su dueño.

Doña Caldera: Me encanta vivir en esta casa: como hecha a mi medida. Nada me sobra; nada me falta.