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Arqueólogos israelíes descubrieron en Tel Motza, a unos pocos kilómetros de Jerusalén, un templo y cerámicas al parecer utilizadas en el marco de una práctica religiosa idolátrica hace más de 3.000 años. Los vestigios fueron descubiertos en excavaciones arqueológicas previas a la construcción de una autopista entre Tel Aviv y Jerusalén. El tesoro arqueológico corrobora el gran conflicto permanente del Antiguo Testamento acerca de las prácticas idolátricas que provocaron la división de Israel, el cautiverio en Babilonia y, finalmente, la destrucción ante el Imperio Romano.

Se trata de un descubrimiento “sorprendente e inesperado pues no existen vestigios de lugares de culto para el período del reino de Judea”, declararon los directores de la excavación: arqueólogos israelíes han encontrado los restos de un templo de cerca de 3.000 años de antigüedad cerca de Jerusalén.

Los vestigios datan del siglo 9 o 10 antes de Jesucristo, de la época del 1er. Templo de Jerusalén, que construyó el rey Salomón.

Esos vestigios parecen demostrar que entre los judíos de esa época había quienes conservaban determinadas prácticas religiosas idolátricas o paganas, paralelamente a la práctica dominante del judaísmo en el Templo de Jerusalén, precisó Anna Eirikh, una de las directoras de las excavaciones.

Precisamente ese es el tema central de gran parte del Antiguo Testamento, e inclusive, de acuerdo al relato bíblico, el motivo de la división entre Israel y Judea luego de Salomón, a causa de la idolatría.

El castigo por apartarse de Dios es un tema permanente, que va desde la construcción del becerro de oro, en el relato de Moisés del éxodo de Egipto, hasta el final, e inclusye los relatos de profetas como Elías, Eliseo, Isaías y Jeremías.

El lugar donde estuvo el templo, con forma de laberinto, se descubrió cuando se realizaban obras para construir una carretera cerca de la autopista que une Tel Aviv con Jerusalén.

Es muy poco frecuente encontrar restos de este tipo de rituales.