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El ilustrador israelí Hanoch Piven acaba de publicar en castellano “Objetos que hablan”, un libro-taller con el que quiere demostrar que cualquiera puede convertirse en un artista, a partir de objetos tan cotidianos como un tapón, un plátano o una vieja regadera.

En una entrevista con Efe, Piven, que se autocalifica como un ilustrador que dibuja con objetos, comenta que en el libro explica que jugar con diferentes artículos “permite a personas que creen no tener ningún talento desarrollar auténticas obras de arte, saltando sobre sus miedos e, incluso, sintiéndose orgullosos de lo que hacen”.

Publicado por PAU Education y dirigido a todo tipo de públicos, aunque especialmente a los más jóvenes, se trata de un pedagógico volumen con muchas fotografías, en el que el artista va comentando los pasos a seguir para hacer, por ejemplo, un retrato con una papelera y dos rosquillas, o cuenta cómo una brocha puede servir para una cara peluda, a la vez que recuerda que el asa de una tabla de cocina puede ser el cuello en otro retrato.

Hanoch Piven, que reside entre Tel Aviv y Barcelona e imparte talleres educativos por todo el mundo, señala que el juego con los objetos más habituales permite también “contar historias, de forma no verbal y con sentido del humor, viendo el mundo de otra manera”.

En este sentido, asegura que cuando alguien se pone a trabajar con un cable de ducha y una patata para crear un rostro, “está viendo como cada objeto puede contar alguna cosa, asociándole cualidades y carácter”.

“Crear caras con todo eso es un ejercicio que abre los ojos, que permite jugar y que permite imaginar y encontrar realidades alternativas”, apostilla.

En otro de los capítulos del libro señala que el trabajo del dibujo con objetos empieza con la recolección de los productos y cita una lista de ellos: muñecas rotas, botones, ratones viejos de ordenador, piezas de aparatos electrónicos rotos, altavoces pequeños, tapas de botellas de todo tipo, juguetes desechados o utensilios de cocina.

Con todos ellos hay que formar lo que denomina “banco o quiosco de objetos”. “El día del taller -prosigue- abriremos el quiosco, tal como lo haríamos para presentar los platos en un restaurante de autoservicio”.

Hanoch Piven, nacido en Montevideo (Uruguay) en 1963 ha sido reconocido con diferentes galardones por sus trabajos, desde la Medalla de Oro de la Asociación de Ilustradores de Nueva York a la Medalla de Plata de la Asociación de Diseñadores Editoriales Americanos.

Con obra traducida a diferentes idiomas, ahora llega por primera vez en español uno de sus títulos, en el que muestra cómo se puede explorar y crear jugando con la técnica del collage.