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España.-Una nueva amenaza de bomba obligó, la noche de Fin de Año, a desalojar el club Paradise de La Jonquera (Gerona) y a los Mossos a hacer un amplio despliegue con los Tedax y la unidad canina. No hubo explosión ni se encontró ningún artefacto, pero la amenaza cumplió su objetivo: interrumpir la actividad en un momento que dentro del Paradise había cerca de mil personas y trastocar, así, el negocio del prostíbulo, que no para de ser objeto de amenazas y ataques.

Esta vez la amenaza llegó a través de una llamada a la comisaría de los Mossos de Figueres. El agente que descolgó el teléfono pudo oír una grabación con una voz que iba repitiendo, en castellano, que habían colocado una bomba dentro del Paradise y que explotaría a medianoche, coincidiendo con las campanadas del año nuevo.

Aunque los Mossos intuyeron que se trataba sólo de una amenaza, dos precedentes anteriores (el lanzamiento de dos artefactos el día 12 de diciembre y la colocación de un coche con un kilo de dinamita, el 23) obligaron a aplicar el protocolo y se ordenó el desalojo cuando en el club había una auténtica multitud (cerca de un millar de personas) y se movilizaron los equipos de desactivación de explosivos y la unidad canina, aparte de los Bomberos y el SEM .

Se montó un perímetro de seguridad y la operación de desalojo provocó escenas de tensión, sobre todo con los responsables del restaurante El Mirador, situado junto al Paradise, que se resistieron a que su establecimiento fuera desalojado una vez más (ya los evacuaron el día 23 ) por culpa de la problemática de los vecinos.

Finalmente, El Mirador se desalojó y se llegó a una solución medio consensuada con los Mossos, que consistió en confinar a la gente dentro del restaurante y evitar que salieran fuera. Así, El Mirador, que también celebraba una cena de Nochevieja, terminó haciendo de refugio de muchas de las prostitutas y los clientes que habían sido desalojados del Paradise.

Esta vez, los Mossos volvieron a enviar al Paradise dos robots muy efectivos comprados en Israel, para desactivar artefactos. Sólo actuó el más pequeño y los Tedax centraron su atención en un coche de matrícula francesa aparcado fuera del club que levantaba sospechas porque no se localizaba su propietario. El robot se acercó, rompió un cristal del vehículo e inspeccionó su interior. Estaba libre de materiales explosivos.

Terminado el trabajo del robot, los Mossos movilizar la unidad canina y los perros adiestrados para detectar explosivos e hicieron un repaso en el exterior del local y también rastrearon todos los rincones del interior. Cuando estuvieron seguros de que no había ningún artefacto, se dio la autorización para que el club pudiera continuar con su actividad.

Primero, entraron vigilantes y personal y los encargados del club movilizaron varias furgonetas para ir llevando, de vuelta al Paradise, a las prostitutas que se tuvieron que marchar por la amenaza, algunas de las cuales esperaron en el restaurante El Mirador durante las horas que los Mossos inspeccionaron el club. Muchos de los clientes, que esperaron que se acabaran los trabajos policiales, también volvieron al local. A partir de las tres, el prostíbulo volvió a su actividad habitual.