CARLOS ALAZRAKI/LA RAZÓN.MX

Estimado presidente Obama:

Aunque me queda superclaro que no va a leer mi carta semanal, ni que tampoco la va a leer nadie de su gabinete y que ni tampoco el personal de su embajada aquí, en México, la va a leer, he decidido escribírsela de todos modos y a ver si por casualidad alguien de su staff la lee y pega el chicle.

Lo dudo… pero es mejor intentar que quedarse callado. ¿No lo cree así? Bueno, vayamos al tema:

Como demócrata que soy, me encantó que ganó.

Me encantó también que haya seguido con Joe Biden como su vicepresidente. Y sobre todo me encantó que un demócrata seguirá gobernando su país. En caso del milagro que usted haya leído esta carta, usted se preguntará el por qué me encantó…

La respuesta es muy fácil:

Porque los demócratas tienen mucha mayor sensibilidad que los republicanos con los hispanos en EU.

Y como mexicano que soy, no hay nada que más me haya gustado que mis paisanos tengan la posibilidad de ser tratados como seres humanos y no como animales.

Y ésta es la razón de mi carta… Hacerlo consciente de la importancia de mis paisanos en Estados Unidos.

Y, aprovechando el viaje, tampoco dejaré de solicitarle algunas cosillas que también beneficien a mi país.

Presidente Obama…. Ahí le va:

Le pido que cumpla con su promesa de campaña y que saquen una ley más justa para el beneficio de los inmigrantes ilegales.

Verá usted, mi querido presidente Obama: mis paisanos, en su gran gran mayoría, son gente de bien.

Nos gusta trabajar, nos gusta progresar con nuestro trabajo, nos gusta educar a nuestros hijos lo mejor posible, nos gusta estar en un sistema de salud como el que usted promulgó hace dos años, nos gusta ir al cine, a restaurantes, de vacaciones, a parques y —aunque usted no lo crea— también pagar los impuestos.

Usted en su campaña les prometió todo esto.

Se lo suplico, Sr. Presidente: ¡¡¡Cúmplaselos!!! Y no se tarde.

También como mexicano me preocupa mucho el tráfico de armas. Lo que pasó en Connecticut el año pasado fue terrible. Esto ya no puede seguir pasando.

Me gustó mucho su propuesta de limitar el uso de armas y, aunque en la National Rifle Association se hayan encabritado, hizo muy bien en limitar drásticamente el uso.

Y si un día le quiere contestar la idiotez que pusieron en YouTube, dígamelo y yo le hago uno gratis para contestarles.

Y, la verdad, señor Presidente, la filosofía que hay sobre las armas es un tema muy fácil: Si no se venden armas… no habrá muertos…

Aquí lo que pasa, mi querido presidente, es que los distribuidores de armas le siguen vendiendo a las personas y organizaciones equivocadas.

Yo me acuerdo muy bien cuando Felipe Calderón se despidió en el Senado de Estados Unidos. Él pidió que se limite la venta de armas.

Y tampoco puedo olvidar cómo un senador republicano enfermo mental le contestó a la prensa diciéndole que si Calderón creía que la venta de armas se iba a limitar, que Calderón estaba loco porque el negocio de las armas es tan poderoso que por supuesto ese milagro no pasará.

Y mire usted lo que pasó después. Desde Connecticut hasta el día de hoy ya llevan tres asesinatos masivos…

Y por último Presidente Obama, un favor personal:

Por favor… Por favor, siga sin dejarse de la gobernadora racista de Arizona. Siga con su pelea por la democracia y por los derechos humanos.

Y si además puede lograr que corran a ese sheriff cerdo y asqueroso que se apellida Arpaio, usted me hará muy feliz.

Sr. Presidente Obama:

Somos vecinos. Somos amigos. Somos su segunda fuerza comercial. Nuestra historia es muy larga. Sus éxitos son los nuestros. Y los nuestros también son suyos.

Estoy seguro de que nuestra relación todavía puede mejorar si el presidente Peña y usted se lo proponen. Inténtenlo… No se van arrepentir. Es por el bien de los dos países.