LA VOZ DE GALICIA.ES

29 de enero 2013.-La violencia continuó ayer en Egipto pese al estado de emergencia y el toque de queda impuestos por el presidente Mohamed Mursi en tres provincias del canal de Suez, y con una oposición que sigue rechazando dialogar.

El Senado (Shura) que ejerce el poder legislativo tras la disolución de la Cámara baja, aprobó la declaración del estado de emergencia por treinta días y la reforma de la ley por la que se permite al Ejército velar por la seguridad en el país.

Esta norma implica que las fuerzas armadas podrán detener a civiles que atenten contra personas o propiedades, y ponerlos a disposición de la fiscalía para que sean juzgados ante tribunales civiles. Además, se autoriza la cooperación del Ejército y la Policía para proteger las instituciones vitales del estado, según una ley que estará en vigor hasta que terminen las elecciones legislativas, previstas para los próximos meses.

Con este nuevo marco legislativo, ayer llegaron refuerzos militares a Suez y Port Said, donde ya se habían desplegado tropas el sábado. Otras tres personas murieron ayer por las heridas sufridas días antes en los choques de Port Said, intensificados tras la condena a muerte de 21 acusados por la masacre de hace casi un año en el estadio de fútbol tras el partido Al Ahli-Al Masri, lo que elevó a cuarenta el número de muertos en esa localidad del noreste de Egipto..
La situación se desbordó ayer en El Cairo, donde una persona murió y numerosos manifestantes y policías resultaron heridos. El puente de Qasr al Nil y la parte de la margen derecha del río Nilo volvieron a ser escenario de una batalla campal con el lanzamiento de piedras y gases lacrimógenos.

La principal coalición opositora, el Frente de Salvación Nacional (FSN), llamó al «pueblo a salir a todas las plazas Tahrir el 1 de febrero (…) para reclamar los objetivos de la revolución» y protestar contra la muerte de decenas de egipcios en los enfrentamientos. El llamamiento a manifestarse se conoció inmediatamente después de que los principales dirigentes hubieran rechazado el diálogo nacional. «No participaremos en un diálogo sin sentido», afirmó Mohamed El Baradei, líder del FSN. «La solución no se limita a seguridad, es política», agregó.

El FSN exige que Mursi asuma la responsabilidad de la violencia de los últimos días y reclama la formación de un gobierno de unidad nacional, indicó por su parte el izquierdista Hamdin Sabahi, dirigente del FSN.