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AURORA

11 de febrero 2013.-Irán y su aliado libanés, el grupo terrorista chií Hezbollah, están construyendo una red de milicias dentro de Siria para proteger sus intereses en el caso de que el régimen del presidente Bashar al Asad colapse o se vea obligado a retirase de Damasco, según un reporte del diario Washington Post basado en el informe de fuentes oficiales norteamericanas y del Oriente Medio. Estas milicias están combatiendo junto a las fuerzas gubernamentales para mantener a Asad en el poder. Sin embargo, los oficiales estiman que el objetivo de Irán a largo plaza es mantener grupos confiables en Siria en el caso de que el país se fracture – como está sucediendo continuamente- en enclaves étnicos y religiosos.

La guerra civil se acerca a su tercer año y no hay ningún signo de que se logre alcanzar una solución política o de que alguno de los bandos resulte victorioso.

En líneas generales, el régimen básicamente alawita de Asad está siendo desafiado por los rebeldes sunitas, una rama del islam que suma el sesenta por ciento de la población en ese país. Pero éstos últimos están muy lejos de aparecer unidos. La fragmentación se extiende también a lo largo de líneas étnicas, políticas, geográficas y económicas.

Los kurdos, por ejemplo, tienen sus propias milicias que controlan grandes partes del territorio en el noreste del país y partes de Alepo. Ellos están más interesados en la autonomía que en una alianza con cualquiera de los bandos en pugna. La minoría cristiana se ha aliado en su mayoría a Asad; por temor a una victoria de los extremistas islámicos. En tanto, que los drusos, una secta desprendida del chiísmo compuesta en ese país por 700 mil almas, tienden cada vez más a apoyar a los rebeldes.

Como si esto no fuera poco, cada uno de los actores internos de Siria cuenta con el apoyo de diferentes factores externos.

A pesar de sus dificultades económicas, Teherán continúa gastando enormes recursos en grupos tales como Jaysh al Shaabi , una milicia constituida por una alianza de alawitas y chiís locales, que recibe armas y dinero en efectivo de Irán, según los oficiales estadounidenses y del Oriente Medio. Estos grupos reciben entrenamiento y la supervisión de los comandantes de la Guardia Revolucionaria de Irán y de Hezbollah.

En el caso de que Asad deba retirarse de Damasco, un escenario muy probable es que las fuerzas remanentes del régimen busquen – sin el presidente sirio o con él- establecer un enclave en la costa noroeste junto a la frontera con el Líbano y con centro en el puerto de Latakia.

Los expertos señalan que Irán está interesado en asegurar la contigüidad territorial entre el Líbano y ese enclave para mantener las rutas de abastecimiento a Hezbollah, como así también en conservar el control de un aeropuerto, un puerto y centros estratégicos de transportes para seguir manteniendo influencia en Siria.