Elena Bialostocky para Enlace Judío

El domingo 10 de febrero se presentó a las 12:00 PM, en la Sinagoga Histórica de Justo Sierra, la obra “Jacobo Granat, una vida de Contradicciones entre la Comunidad y el Cine”, escrito por la Dra. Alice Gojman de Backal.

Para comenzar, Mónica Unikel-Fasja comentó:

“Mi pasión ha sido desde hace mucho el encuentro con las huellas de los judíos en la ciudad y el nombre de Jacobo Granat resalta constantemente, así que cuando me dijeron que Alice Gojman de Backal acababa de publicar un libro de éste personaje, me dio mucha emoción el saber que nos estaban regalando mucha más información, que no es solo sobre el personaje, si no, sobre la ciudad de entonces y la reciente comunidad judía establecida en México”.

Posteriormente, el Sr. Francisco Gaytan, curador de la filmoteca de la UNAM, proyectó algunas películas con escenas que nos ubicaron en la época en que Jacobo Granat vivió en nuestra ciudad. Así fue cómo pudimos ver a la entrada de la sinagoga Justo Sierra, una colección de las postales que Granat tenía. Posteriormente, el Sr Francisco Montellano nos dio una semblanza de la historia de las postales en la ciudad de esa época.

Así tomó la palabra Alice Backal y contó la historia de Granat:

“En 2012 se celebraron los 100 años de la Comunidad Judía en México, reconocida por el gobierno mexicano. Muchos de los judíos que llegaron a México vinieron con la idea de llegar a las Américas, los Estados Unidos. Fue entonces que llegó a México un rabino de los Estados Unidos, el Rabino Martín Sielonka, para hablar con los judíos recién llegados. Les dijo que no les convenía irse de ilegales, pues si el gobierno los encontraba los mandarían de regreso a Europa o a la cárcel. Estas visitas se repitieron varias veces, hasta que por fin, muchos de los que quería emigrar al norte decidieron que se quedarían en México”.

“Así fue cómo los judíos que en esa época vivían aquí decidieron unirse y formar una comunidad representativa de todos, sin importar su origen; así formaron la “Sociedad de Beneficencia Alianza Monte Sinaí”, cuyo primer presidente fue el Sr. Jacobo Granat.

Granat nació en el Imperio Austrohúngaro, en la ciudad de Leper; llegó a México por invitación de sus tíos, los Sres. Kalb, que ya estaban establecidos.

Participaba en diferentes actividades de la ciudad, como el gran Bazar que se hacía en la Alameda, cuya publicidad siempre aparecía con la mención: “con participación de Jacobo Granat”.

Debido a su interés por el cine, compra una sala que llama el “Salón Rojo”: aquí es donde Jacobo se inicia en el séptimo arte y desarrolla esta industria. Para 1920, es la persona que tiene más salas de cine en toda la ciudad y en las diferentes ciudades de la república.

Los discursos de Francisco I. Madero para llegar a la Presidencia de la República, se daban en el Salón Rojo y varias salas de cine en la República: ambos eran masones y amigos.

Debido a sus diversas actividades, tuvo que renunciar en 1916 a la presidencia de Alianza Monte Sinaí, pero nunca dejó de asistir a las juntas; siempre estaba al pendiente de su comunidad, no dejó de ver por ella”, señaló.

Luego tomó la palabra el Ing. Luis Granat, nieto de Samuel, hermano de Jacobo Granat. Cuenta que él sabía que tenía una historia de judíos en su familia, pero nunca profundizó esa relación.

Hace 3 años, llegó a su oficina un reportero de la revista CLIO, investigando a Jacobo Granat. Comienza a indagar y en sus búsquedas por internet, surge el nombre de Mónica Unikel. Quedan de encontrarse en la Sinagoga de Justo Sierra. Al llegar Luis, Mónica le dice que en el Museo Franz Mayer está la Sra. Alice Backal dando una plática sobre Jacobo Granat. Así dio comienzo el periplo de la elaboración del libro.

“Después de conocer esta historia mi vida ha cambiado. Entendí quién fue Jacobo, pero no sólo eso, sino de donde viene todo lo que hoy soy. Mi familia, mis hermanos, mis parientes cercanos tampoco estaban enterados. Soy el que le ha rascado a la historia de un personaje mítico; hoy sabemos, que influyó en la vida judía, en la política mexicana, en el cine y en la historia”, concluyó.

Así terminó y así termina el libro: “Si conoces, sabes o te nombran a un Granat, yo sólo te pido que lo bendigas”