Artículo de febrero de 2013

Elena Bialostocky para Enlace Judío

El viernes 8 de febrero, entrevistamos a Noé Katz en su estudio.

Nos platicó la historia de su padre, sobreviviente del Holocausto, quien vivía cerca de Cracovia y se dedicaba a la valuación de piedras y diamantes.

“Estaba de trabajo en Amberes cuando los alemanes invadieron su pueblo. Él era amigo del Embajador de El Salvador, quién no le permitió que regresara a su casa, lo escondió, le proporcionó un pasaporte para que se fuera a España y de ahí tomó un barco que lo llevó a Cuba, donde vivió 5 años y de ahí emigró a México”, explica Noé Katz.

Noé se crió en una familia judía, con tradiciones europeas, en la Colonia Condesa. Fue parte de las Tnuot (organizaciones juveniles judías), como Yejud Habonim y la Noar. Se fue formando para entender a Israel. Estudió en el Nuevo Colegio Israelita y en la Tarbut.

Comenzó su carrera artística en la Escuela de Diseño de Bellas Artes que está en la Ciudadela, donde hay diferentes talleres como: grabado, diseño, pintura, vidrio, vitrales, barro y plata; estudió en todos ellos y así pudo aprender diferentes técnicas de expresión artística durante los casi 3 años que estuvo ahí.

Estudió en Florencia y viajó por toda Italia; posteriormente, estuvo 3 años en Barcelona.

Realizó un proyecto en Japón, que es la entrada al Tokoro Art Museum, cerca de Hiroshima, elaborado con acero inoxidable y pintado con poliuretano para protegerlo de la intemperie.

Ha tenido muchas exposiciones en Estados Unidos, Nueva York, Miami y Los Ángeles. Próximamente expondrá en Indiana, en la Ivan Drury Gallery ;existe otra galería esperando sus obras en Palm Springs, California.

“Encontrarme a mí mismo en el arte es lo más difícil: el arte es un autoretrato, -comenta Noé Katz. Las artes manuales son más directas, se refleja el alma del artista. Ver la obra de Tiziano o de Miguel Ángel, es muy impresionante. Estás viendo al artista, a su alma, estás viendo quiénes eran ellos, son cosas que sobrepasan el nivel humano. De tanto que se acercan a si mismos, se acercan a D-os, a la divinidad a la creación”.

“D-os creó al hombre y el hombre recrea a D-os. Cuando ya agarras el camino te da una fuerza tremenda y al mismo tiempo da miedo, porque no sabes por dónde irte. Lo importante es vencer los miedos, porque si no te quedas en lo banal, en lo obvio. Hay que ir avanzando hasta donde llegues. Yo trabajo para mí y el producto final le puede ayudar a alguien. Si yo no estoy contento trabajando para mí, sólo voy a crear confusión”, señaló Katz.