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ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

Bajo la dirección concertadora de Niksa Bareza y la escénica de María Morett, este cuento de hadas recogido por los hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm, se había interpretado por primera ocasión en México en su idioma original, el alemán, acompañado por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes. Llegó al Teatro Arbeu el 11 de noviembre de 1906 y el Palacio de Bellas Artes el 20 de septiembre de 1949.

En un escenario donde todo parece una casa de muñecas, se mezcla con un elemento que cada vez es más usado: el reutilizar pintura en una superficie que se proyecta, en este caso, sobre un telón transparente, contando parte de la historia. Es el caso de las pinturas proyectadas en el telón y que son obra del artista plástico Juan Carlos del Valle; éstas abren el “show”, en el que el espectador es testigo de cómo se recrea el primer acto de dicha obra “La casa de Hansel y Gretel”.

Así mismo, se integra el uso de títeres y disciplinas como la danza aérea, el mástil chino y la acrobacia, en esta dinámica obra cuyo vestuario y escenografía se creó especialmente para este montaje.

Cien por ciento en alemán del siglo XIX, con subtítulos, preside de muchas de las escenas conocidas de este cuento;
como aquella del pan para no perderse.

Un clásico alemán que ha pasado por siglos contando la historia de dos niños, cuyos padres no pueden mantenerlos, se pierden en el bosque, llegan a la casa de una bruja muy simpática atraídos por una casa hecha de jengibre y dulces.

La ópera, surgida a fines del siglo XIX con el nombre de Marchenoper (ópera de cuentos de hadas), tiene un reparto formado por Hansel con voz de mezzosprano donde están tanto Encarnación Vázquez como Guadalupe Paz, como Gretel con voz de soprano Adriana Valdés y Lourdes Ambriz, a quien recordamos en Operaerea que, como su nombre lo dice, cantaba en una especie de columpio; la simpática bruja, María Luisa Tamez; Peter, el padre, con Carsten Wittmosser o Arturo Rodríguez, Amelia Sierra interpreta a la madre Gertrude, el hada del rocío es Elisa Ávalos y el hombre de las arenas, Angélica Alejandre. Se cuenta con el acompañamiento de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y del Coro de la Schola Cantorum de México.

Como dato curioso, Sigfrido, hijo de Richard Wagner, la calificó como “la obra más importante después de Parsifal”; en este caso Humperdinck asignó al relato de Grimm una combinación de citas wagnerianas con una historia simple y un tratamiento orquestal complejo.

Quien nos diga que este género no es socorrido, lo único que podemos decir es que el ensayo general estaba lleno de gente de todas las edades, muchos jóvenes y niños que salieron fascinados con esta historia y creemos que cuando son niños o los invitamos o los vacunamos a no volver a ver ópera o teatro, sin embargo es la mejor edad de introducirlos a este mundo. El segundo piso también fue ocupado debido a la cantidad de personas, nos gustaría que tuvieran temporadas más largas debido al trabajo para prepararlas, sin embargo, a los amantes de este género les va a fascinar.