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A Ada Yonath la noticia de que había ganado el Premio Nobel de Química le llegó cuando ya estaba jubilada oficialmente, en el 2009. Sus estudios sobre la estructura y la función del ribosoma le valieron un reconocimiento mundial y, de paso, le sirvieron para que el Instituto Weizmann, en el que continuaba investigando, le propusiese un nuevo trabajo remunerado. Ella aceptó. A sus 74 años, la cristalógrafa israelí visitó ayer el campus de Ourense, con una apretada agenda en la que, sobre todo, trató de divulgar la ciencia y el trabajo de los científicos.

-¿Qué mensaje hay que transmitir a los estudiantes para despertar su interés por la ciencia?

-El principal mensaje es que es interesante y divertida y, si deciden estudiarla, tienen mucho futuro. Yo no vengo a decirles que sean científicos, pero sí a explicarles que es un camino que les puede abrir muchas puertas. Además, estaría encantada de que quisieran dedicarse a esto gracias a mí.

Sin embargo, vivimos en una época en la que los futbolistas son mucho más conocidos que los científicos.

-Eso es algo que no solo ocurre en España, aunque quizás aquí hay mucha energía deportiva porque están los mejores equipos. Creo que el fútbol es más fácil de entender que la ciencia y, por ello, más común. Hacer ciencia es como ser músico.

-En España, debido a la crisis, se están produciendo recortes en investigación, ¿qué le parece?

-Yo dirigí un laboratorio europeo para uso común de todos los investigadores, en Grenoble, y hace veinte años había muy pocos españoles. Sin embargo, en los últimos quince hubo una edad de oro de la ciencia española, fueron muchos los científicos del país que estuvieron allí y todos tenían proyectos muy buenos. Me alegró mucho que pasara eso, pero ahora se está perdiendo debido a la crisis. Yo no puedo arreglar el problema financiero, pero espero que pronto se solucione porque hay muy buenos investigadores en este país.

-¿En qué cambió su vida tras recibir ese premio?

-Sobre todo supuso un cambio de estatus. Ahora la gente joven quiere hablar conmigo (se ríe). Había recibido otros reconocimientos, pero hubo un antes y un después del nobel.

-Hay más premios nobel hombres que mujeres; de hecho, usted fue la cuarta en recibir el de Química. ¿Cree que existe cierta discriminación?

-La sociedad no está animando a las mujeres a hacer ciencia. No se dice nada de forma directa, pero sí hay una presión indirecta hacia ellas y su trabajo. No se las promociona y, además, hay pocas mujeres en los órganos de decisión, que es desde donde se puede luchar contra esto. Creo que la sociedad tiene que cambiar y estoy tratando de ayudar en ese sentido.

Fuente:lavozdegalicia.es