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LEO ZUCKERMANN

Sorpresa causó la elección del cardenal argentino Jorge Bergoglio como el nuevo Papa que adoptó el nombre de Francisco. Mucho se hablará de él estos días. Uno de los temas que ya está generando polémica es su participación durante los años de la dictadura argentina (1976-1983). Hay quienes dicen que no solamente toleró abusos a los derechos humanos sino que incluso cooperó con los militares. Del otro lado hay quienes argumentan que esta información la han promovido el ex presidente Néstor Kirchner y la actual mandataria Cristina Fernández, viuda de Kirchner, para desprestigiar al ex arzobispo de Buenos Aires, hoy obispo de Roma, por la mala relación que había entre ellos.

El periodista argentino Horacio Verbitsky escribió el libro El silencio donde habla del supuesto involucramiento de Bergoglio en el secuestro de dos sacerdotes jesuitas durante la dictadura militar. Al parecer los clérigos hacían labores sociales en vecindarios de extrema pobreza y, como las autoridades sospechaban de sus verdaderas intenciones políticas, los detuvieron clandestinamente. Bergoglio, lejos de protegerlos, les retiró la protección de la orden religiosa que dirigía. Verbitsky afirma que incluso “los entregó a los militares”. Los párrocos, de nombre Orlando Yorio y Francisco Jalics, se pasaron cinco meses encerrados de manera ilegal.

El periodista sostiene que, aunque los jesuitas luego fueron liberados, “en cambio nunca reaparecieron las cuatro catequistas y dos de sus esposos secuestrados dentro del mismo operativo”. De acuerdo con Angélica Sosa de Mignone, los dos sacerdotes salieron libres gracias a las gestiones de su esposo, un defensor de los derechos humanos, y “la intercesión del Vaticano, no por la actuación de Bergoglio, que fue quien los entregó”, recuerda Verbitsky en uno de sus textos.

Bernardo Barranco, experto mexicano en la Iglesia católica, fue el primero que me dio esta información en una entrevista que le hice ayer en la radio. Inmediatamente le llamé al politólogo argentino Sergio Bernstein para saber más al respecto. Ahí salió el otro lado de la moneda. Resulta que Bergoglio se había convertido en un dolor de cabeza constante para la pareja Kirchner. El religioso era uno de sus principales críticos. No sólo por las posiciones liberales del ex presidente y la actual mandataria en temas como el matrimonio de homosexuales, sino por el clientelismo y corrupción que existe en el país austral.

El arzobispo de Buenos Aires aprovechaba sus homilías para criticar a los gobernantes. Era duro. En un Tedeum del 25 de mayo, frente a la pareja presidencial, dijo: “Este pueblo no cree en las estratagemas mentirosas y mediocres. Tiene esperanzas, pero no se deja ilusionar con soluciones mágicas nacidas en oscuras componendas y presiones del poder”.

Las críticas acabaron enfureciendo a la Casa Rosada. La mala relación llegó a tal nivel que los Kirchner se llevaron el Tedeum del 25 de mayo de la Catedral Metropolitana a otras iglesias fuera de Buenos Aires. A pesar de eso, Bergoglio continuó oficiando la tradicional misa y siguió con sus críticas a los peronistas.

Bernstein afirma que los Kirchner fueron los que promovieron la información de que Bergoglio había colaborado con los militares durante la dictadura para manchar la imagen del cardenal quien, de acuerdo con el politólogo, es un sacerdote íntegro, austero y con gran disposición al diálogo. Esta versión podría tener sustento. Investigué sobre Horacio Verbitsky, el autor del libro, sobre la presunta cooperación de Bergoglio con la dictadura militar, y encontré que se trata de un periodista que simpatiza mucho con los Kirchner. Esto dijo cuando murió Néstor: “Sentí mucha tristeza, una pérdida muy grande. Se va un líder excepcional que marcó un punto de inflexión importantísimo. Hasta su arribo era la historia de la decadencia Argentina y a partir de su llegada es la historia de la lucha de la Argentina por la recuperación de la autoestima, el futuro y la inclusión social […] Kirchner y Cristina le dieron a una generación nueva, que se asoma a la escena pública, la ilusión de que a través de la política es posible cambiar algunas cosas en la sociedad”.

He ahí, pues, las dos posturas de un tema muy polémico sobre el nuevo papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia.

Fuente:excelsior.com.mx