DIANA FERNÁNDEZ PARA ENLACE JUDÍO

22.03.2013 | Imaginemos la escena: Somos víctimas de algún tipo de fraude, preparamos los diversos papeles, evidencias y pruebas para ir con un abogado; una vez con el abogado, depositamos nuestra entera confianza en él y dejamos que él nos ayude a resolver el problema. El abogado, sin embargo, no es honesto y por cualquier razón se pierde el caso. ¿Qué hacemos como víctimas? Demandar a un abogado sería una historia sin fin donde probablemente el mismo abogado ganaría el caso. En esta situación, preferimos no hacer más y darnos por satisfechos.

¿Qué está mal en esta escena? Que los abogados son favorecidos con una cierta impunidad: el código de ética de la Barra Nacional de Abogados no está siendo utilizado por los abogados no miembros y finalmente está ocasionando que los abogados actúen ilegalmente más y más veces. Sin embargo, las cédulas profesionales en abogacía son todas iguales, aún cuando estés preparado o no, si eres ético o no.

La Casa Lamm fue el escenario  donde Mauricio Atri, abogado y colaborador nuestro, presentó ayer su libro “Responsabilidad del Despacho de Abogados” donde propone que los abogados tengan mejores prácticas a la hora de hacerse cargo de un caso y además, propone una legislación para lograr aplicar penas a un abogado en caso de mala praxis.

Durante la presentación, los conferencistas apelaron a una necesidad de especialización en el campo de la abogacía, ya que muchas veces los abogados que “se encargan de todo tipo de casos” son los menos preparados y los que comenten más errores -con o sin dolo- ante los defendidos.

“Y vio D-s que todo era bueno… y aparecieron los abogados…” “Al abogado hay que decirle la verdad, él ya se encargara de embrollarla.” Éste es el tipo de frases que Mauricio se propone desaparecer de nuestras mentes con abogados leales, trabajadores y con un profundo sentido ético que ayuden a quienes lo necesitan.