En abril de 1998, al cumplirse el primer aniversario de la instalación del Mural Conmemorativo de las Víctimas del Holocausto en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, rindió tributo a los millones de asesinados por el nazismo junto a un memorial sin precedentes en la historia de las relaciones judeo-cristianas. El Mural fue emplazado por el Cardenal Primado Antonio Quarracino a instancias de una idea de Baruj Tenembaum, creador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg.

Poco antes de su fallecimiento, en febrero de 1998, Quarracino escribió a Tenembaum una carta en la cual, entre otros conceptos, señalaba:

”Pronto se cumplirá el primer aniversario del descubrimiento de este digno monumento, ante el que he pedido se invite a judíos que así lo deseen a cubrirse la cabeza. El lugar definitivo del mural estará ligado al descanso que aguardo dentro de la Catedral para continuar pregonando la fraternidad, como lo he hecho toda mi vida”. Cumpliendo con ese deseo, a la muerte del primado el mural fue trasladado a la capilla interna denominada de la Virgen de Luján, en el sector opuesto a donde descansan los restos del general José de San Martín, lugar donde también está sepultado el arzobispo de Buenos Aires.

“No dudo que mi actual arzobispo coadjutor Monseñor Jorge Bergoglio, llegado el momento de sucederme, recorrerá el mismo camino de reconciliación y fraternidad con nuestros hermanos mayores.”

El Mural es una pieza de fina orfebrería en plata de 1,80 de largo por 1,20 de ancho. Compuesto por dos cristales entre los cuales se exhiben hojas de libros de rezo rescatadas de las ruinas de los campos de concentración de Treblinka y Auschwitz, así como del gueto de Varsovia, fue inaugurado por el Cardenal Primado Antonio Quarracino por inspiración de Baruj Tenembaum, creador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg. La obra recuerda también a los asesinados en los atentados a la embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y a la AMIA (1994). El Mural fue inaugurado con la presencia del premio Nobel de la Paz, Lech Walesa.

El Mural también exhibe una partitura del Kadish (oración por los muertos) y las portadas de dos libros: uno de fábulas en idish hallado entre los escombros de la mutual judía y otro del Libro de Samuel, encontrado durante la búsqueda de sobrevivientes, horas después del estallido en la sede diplomática israelí. Completa el recordatorio un ejemplar de la Hagadá de Pesaj rescatado de un campo de concentración en 1942, donado por la hija de una de las víctimas, Miriam Kesler.

En 2004, una réplica del Mural fue inaugurada en la Vaterunser Kirche, de Berlín.

Fuente: Raoul Wallenberg Foundation