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ELIZABETH LEVY

Hace 10 años decidimos en mi familia, hacer la casa kosher, lo comenté con el rabino y me dio los nombres de varias señoras para que vinieran a nuestra casa.

Vinieron varias señoras con ollas y palanganas muy grandes, aquí es donde pusieron a hervir agua con jabón y en realidad no se que más, por ahí pasaron todos mis utensilios de cocina, cubiertos, vajillas y platones. Varios de éstos fueron desechados, como artículos de madera, plástico y sartenes rayados.

Revisaron mi despensa de la cuál sacaron todos los alimentos que no eran kosher.

Cuando todo estaba limpio, fuimos a la tevilá (baño ritual), para meter todo a excepción del plástico, que según la Halajá, no se tiene que meter y regresé a mi casa a acomodar todo de nuevo. Al acomodar todo, separé lo que yo utilizaría para Pésaj y tuve que comprar más cosas necesarias para esta festividad.

A partir de ésta fecha, separé carne de leche, con vajillas, utensilios e hice todo lo necesario.

Cuando llegó el primer Pésaj, fue muy difícil, estuve a punto de tirar la toalla, pero desistí y acabé haciendo todos los cambios con mucho gusto.

Y así seguimos hasta, el año pasado, en que hemos tenido serios problemas económicos. Hasta que después de pensarlo mucho, por lo cara que está la carne Kosher, tras discutirlo mi esposo y yo, tomamos la decisión de terminar por el momento tener la casa Kosher y comprar carne regular. Fue una decisión muy difícil de tomar, pero no tuvimos otra alternativa.

Sé que en todo el mundo la comida Kosher es más cara, pero en México hay carne que está al triple de valor del precio que la carne no Kosher. Puedo entender que sea más cara por la supervisión, mas no la gran diferencia en precios.

La carne Kosher cuesta el triple: lo pude checar al comenzar a comprar la carne no Kosher. Ví la diferencia en precios, no sólo la carne, sino muchos alimentos.

Considero que todas las comunidades, en sus departamentos de Kashrut, deberían de pensar en todos los integrantes de la comunidad judía de México. Queremos tener una casa Kosher, pero los precios nos lo impiden.