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HADASSAH MEXICO

Habiendo presenciado y/o resistido el inexplicable poder del mal, ahora invocaremos los sufrimientos de las víctimas pero sólo para proclamar nuestra decisión de impedir que eso vuelva a brotar de nuevo en cualquier país, de cualquier manera, contra cualquier grupo humano”

Elie Wiesel. Sobreviviente de la Shoá, Premio Nobel de la Paz 1986

Cuando hablamos del Hospital Hadassah en Monte Scopus, con frecuencia acentuamos que tuvimos la posibilidad de abrir este hospital de medicina avanzada en 1939 porque muchos médicos, enfermeras y estudiantes brillantes habían emigrado a Israel. Por supuesto, huían de la Europa nazi, despojados de los importantes laboratorios y departamentos en hospitales de los que habían sido directores. Muchas de sus familias no pudieron seguirlos ya que las puertas de escape de Europa se cerraron.

Queremos compartir con ustedes, la historia de una familia de Hadassah que sobrevivió el Holocausto y se ha dedicado a brindar cuidados para salvar vidas durante generaciones.

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“La familia Gofrit”

Mi madre era una costurera muy hábil que tenía una boutique, y mi padre era un comerciante de pieles. De niña, tenía muchísimos vestidos y zapatos,” platica Hannah Gofrit, de 75 años. Nació en Biala Ravska, en Polonia, un pueblo en el que 4,000 judíos vivían entre sus vecinos cristianos. Cuando Alemania conquistó Polonia en septiembre de 1939, los judíos fueron apartados en un ghetto. Hannah tenía cuatro años. Las mujeres del lugar protestaron porque su costurera, de alta costura, no estaría accesible.

La familia de Hannah permaneció en su casa debido a la gran habilidad de su madre con la aguja. Más tarde, su padre se unió a los partisanos y nunca más se supo de él. Ella y su madre se escondieron en Varsovia.
Una familia polaca las escondió en su departamento con la condición de que si la Gestapo llegaba a buscarlas, ellas saltarían del techo y morirían.

“Ni siquiera te va a doler,” aseguraba su madre a Hannah. “Estaba emocionalmente preparada para hacerlo. Pero cuando la Gestapo llegó, la hija de 12 años de la familia polaca las previno y les dijo que en lugar de saltar regresaran a su escondite en un closet oscuro. Fue allí cuando Hannah, una amante de la naturaleza se imaginó a sí misma como una mariposa, libre para volar. El libro “Quería Volar Como Una Mariposa” premiado internacionalmente, está basado en su experiencia. Se lee en los salones de clases en todo el mundo para hablar del Holocausto.

Hannah Gofrit habló el lunes en la Ceremonia Conmemorativa en el Hospital Hadassah en Ein Kerem. En el público estaban su hijo, el Prof. Ofer Gofrit, un importante urólogo de Hadassah y su nieta Shany Gofrit, una estudiante de cuarto año de la escuela médica militar. En el pueblo de Hannah, sobrevivieron 35 de los 4,000 judíos adultos y dos de los 1,000 niños. Ella es una de las niñas. Hizo Aliyá con su madre en 1949.

“Quería ser actriz o enfermera, y escogí esta última profesión,” dijo. “Después del Holocausto, quería dejar un mensaje a las futuras generaciones de que uno no debe hacerle daño alos demás.” Trabajó como enfermera en salud pública en un barrio mixto de judíos y árabes en Ajami, Jaffa, y después trabajó para Tipat Jalav, las clínicas para bebés que creó Hadassah. Su único hijo, Ofer, nombrado en honor a su padre, trabajó como médico de las FDI en el frente, en la Brigada Givati antes de convertirse en cirujano de Hadassah. “Mi madre no hablaba mucho de la Shoa cuando era niño,” comenta. “Pero en casa había un mensaje significativo sobre la importancia de la vida.” ¿Heredó el cirujano la habilidad de costurera de su abuela? “De seguro,” dice el Prof. Gofrit. “La habilidad de mi abuela de coser le salvó la vida. A veces pienso en ella cuando estoy cosiendo, tratando de salvar vidas.”

Shany, la nieta, de 22 años, destacada en la lista de los mejores estudiantes de la escuela de medicina, dice que aprendió de su abuela a luchar por ser la mejor.

Creció escuchando la historia de su abuela, y después leyéndola. “La invitaba a su escuela y ella hablaba con todo su grupo,” dice Shany. Muchos pacientes de Hadassah son personas mayores, sobrevivientes del Holocausto. Recientemente, Shany estuvo cuidando a una paciente con muchos problemas como consecuencia de los campos de concentración. “Me costó trabajo quitarme el horror que sentía por lo que había vivido esta mujer,” dice. “Estoy agradecida que mi abuela no pasó esta lesión tan debilitante. Ella es mi ejemplo de optimismo.” Cuando Shany termine sus estudios, trabajará como doctora en las FDI, siguiendo la tradición familiar de curar al mundo.