ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO

El evento intercomunitario “Marcha por la Vida” de la Comunidad Judía de México en conmemoración de Yom Hashoá (El día del Holocausto), fue organizado por la Comunidad Maguén David. El envento aglutinó a varios cientos de personas, quienes marcharon en silencio.

Ya en el acto central, se  recordó mediante el encendido de seis velas a los seis millones de judíos masacradas por los nazis, se elevaron las plegarias de duelo: Kadish y Male Rajamim, y un joven de una Tnuá leyó una carta, seguramente la última, en la que Mordejai Anielewics, líder del movimiento de autodefensa del Gueto de Varsovia, expresa su satisfacción por los logros de su magra, pero efectiva resistencia.

No obstante, lo que me parece de mayor relevancia dentro de este evento fue el acento puesto en el compromiso de cada uno de los miembros de la Comunidad Judía con el Yishuv, con su comunidad e incluso con México.

Tal vez, personalmente, quise escuchar que debíamos tener un revisión crítica acerca de nuestras actitudes, de nuestros compromisos, de nuestra tolerancia. Lo cierto es que en el Árbol de la Vida, escultura realizada por Flor Esses, las lajas y piedras en la que se escribieron los compromisos personales,  las palabras no olvidar, nunca jamás y tolerancia, aparecían con frecuencia.

El tiempo de afrontar los compromisos con nuestras comunidades ha llegado, es una forma de continuar nuestro vínculo con el Estado de Israel, con nuestra tradición y con quienes nos precedieron , con quienes hoy nos permiten sentirnos orgulloso de nuestro judaísmo y nos posibilitaron poder gritar ¡Am Israel Jai!