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RAFAEL L. BARDAJÍ

El Ministerio español de Asuntos Exteriores siempre ha caído del lado pro-palestino. No es ni novedad ni sorpresa. Sí lo es la última decisión aprobada por su responsable, García Margallo, de crear un consulado en Gaza. No tiene sentido alguno y, además, es una mala idea. No tiene sentido porque no se justifica el gasto, por pequeño que pueda ser, habida cuenta de la microscópica colonia española (30), por lo demás formada por activistas políticos antiisraelíes al amparo de ONG’s de dudosa naturaleza (pagadas por el erario público).

No está la economía ni el anoréxico presupuesto de Exteriores para lujos de este tipo. Pero aunque nadáramos en la abundancia abrir un consulado en Gaza es un grave error. Hay que recordar que aunque lo autorice la Autoridad Palestina en Ramala, eso es una ficción ya que la Franja está gobernada por Hamás. Justo ese grupo que la UE, y por tanto nosotros, tenemos designado como organización terrorista. Sólo dos países nórdicos y Bélgica, que ya las tenían hace años, no han cerrado sus legaciones consulares, pero ningún otro miembro de la UE se plantea, como hace ahora Margallo, abrir representación alguna.

O sea, que esta es una iniciativa exclusiva del Gobierno español. Una ocurrencia más como la actual política hacia Cuba, más lógica de Moratinos/Jiménez que de un partido que se dice serio y responsable o que sea fiel a sus electores. El ministro Margallo no me leerá, pero mis amigos de ACOM le han enviado una carta sobre este tema bien argumentada que sí debería atender. La decisión del ministro es inexplicable para un país como España que tanto ha sufrido la sinrazón del terrorismo. Si no es suya, sino de su gente, peor: lo último que necesita España es un Margallostán descontrolado.

Fuente:gees.org