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13 de mayo 2013.-Fue el viaje soñado. Pero las turbulencias han sacudido a Benjamin Netanyahu en tierra firme. Y es que la tormenta de recortes que azota Israel ha llevado a dar explicaciones al primer ministro a cuenta de su última visita a Londres para asistir al funeral de Margaret Thatcher. Tras una jornada cargada de compromisos, tal y como defendió, el mandatario se negó a sentarse en una de las butacas de primera clase que le ofrecían las compañías aéreas hebreas. El vuelo apenas duraba cinco horas y media pero el mandatario exigió un dormitorio a medida con cama de matrimonio. El coste fue de 127.000 dólares (97.700 euros).

El escándalo que ha desatado Netanyahu añade más tensión a una sociedad golpeada por los recortes. El sábado los ciudadanos salieron a las calles de Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades para condenar la política de ajustes del Ejecutivo, que esta semana deberá aprobar un presupuesto que contempla una subida sustancial de impuestos y una disminución de las prestaciones públicas. Además, el caso resulta aun más escandaloso si se compara con el hecho de que el presidente Simon Peres, a sus casi 90 años, realizó un viaje de once horas a Corea del Sur sentado en segunda clase.

Las justificaciones iniciales del Ejecutivo hacia la postura del primer ministro multiplicaron las críticas por un viaje que en total ascendió a 427.000 dólares (328.000 euros) al ser fletado el avión para transportar a los asesores del mandatario y su séquito de seguridad, según precisan medios locales. «Bibi es un rey y en una monarquía el precio de los vuelos del rey y la reina no es importante», dijo sarcásticamente la comentarista política Sima Kadmon al diario ‘Yedioth Ahronoth’.

Netanyahu, del que se supo recientemente que tenía un presupuesto anual de 2.700 dólares (2.077 euros) para comprar helados, asegura que creía que la cama no supondría un recargo. Además, se habría comprometido a no volver a instalar una cabina para dormir en sus vuelos a Europa.

Fuente:elcorreo.com