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El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha manifestado este jueves que la presión internacional no está teniendo efecto alguno sobre el programa nuclear iraní, apenas un día después de que la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) indicara que Teherán ha aumentado su capacidad de enriquecimiento de uranio al instalar cientos de centrifugadoras en la planta de Natanz. Netanyahu asegura que Irán está cerca de obtener uranio para bombas nucleares

“Está claro que la presión económica y diplomática ha sido incapaz de evitar que Irán mantenga su programa de armas nucleares“, ha sostenido, según ha informado el diario israelí ‘Haaretz’.

“El informe demuestra claramente que Irán continúa expandiendo su programa de enriquecimiento. En paralelo, trabaja en un reactor de agua pesada para construir una bomba de plutonio”, ha argumentado Netanyahu.

El primer ministro israelí ha remachado que el programa nuclear iraní “es el mayor desafío” al que se enfrenta Israel. “Creo que es el mayor desafío de nuestro tiempo”, ha valorado.

El informe de la AIEA destaca que las reservas de material nuclear de Irán no ha aumentado de forma equiparable al incremento en su capacidad de enriquecimiento.

Asimismo, indica que Teherán aún no ha pasado esa “línea roja” establecida por Israel para atacar las instalaciones nucleares de Irán antes de que sea demasiado tarde con el objetivo de evitar que las autoridades iraníes se hagan con la bomba atómica.

El informe del organismo de la ONU indica que Irán está construyendo un reactor de investigación que, según varios expertos occidentales, podría servir para crear material nuclear para una bomba, aunque no precisa si Teherán ha tomado dicha decisión.

Estados Unidos y la Unión Europea han aplicado duras sanciones contra Irán, incluido un embargo de su petróleo, en un esfuerzo por persuadir a Teherán para que abandone su programa nuclear, que, según sospechan, está destinado a fabricar armas atómicas.

Sin embargo, Irán ha rechazado estas acusaciones y ha aseverado en reiteradas ocasiones que el programa nuclear tiene únicamente fines civiles pacíficos y que se enmarca dentro del Tratado de No Proliferación (TNP).

El TNP, del que Irán es parte, establece entre otras cosas que, para evitar la proliferación, los países que ya cuentan con energía nuclear han de facilitarla a los países que no la tienen en caso de que estos decidan utilizar esta energía para fines pacíficos.

Israel, que no es miembro del tratado, mantiene una política de “opacidad nuclear” y nunca ha reconocido ni desmentido poseer armamento nuclear, aunque el ex técnico nuclear Mordekai Vanunu reveló detalles del programa nuclear israelí a la prensa británica en 1986.

A día de hoy, las estimaciones apuntan a que Tel Aviv posee entre 75 y 400 ojivas nucleares y que tiene la capacidad de lanzarlas por medio de aviones, submarinos o misiles balísticos intercontinentales.

Teherán ha manifestado en varias ocasiones que un ataque militar israelí contra sus instalaciones sería una violación flagrante del TNP y debería provocar la respuesta de los miembros firmantes del tratado.

Además, ha apuntado que cualquier ataque justificado por su programa nuclear sería una agresión injustificada, ya que el TNP defiende el derecho de los países a desarrollar energía nuclear para fines pacíficos.