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YORI YANOVER

Mientras que la campaña en contra de los “nuevos haredim” en los barrios ultraortodoxos se está convirtiendo en una guerra total, según la web Kikar HaShabbat, la realidad sobre el terreno es mucho más tranquila y más sana, afirma el periodista y rabino haredi Israel Gelis.

Los “nuevos haredim” son aquellas personas que dentro del mundo haredi optan por servir en el ejército israelí y trabajan o acuden a la universidad, en lugar de quedarse y aprender en yeshivas y kolelim.

Las políticas del sector más extremista dentro del ámbito haredi que están inflamando el conflicto con su radical oposición a los planes del gobierno de incorporar a los haredim al ejército, modificar la enseñanza en las yeshivas para incluir materias como las matemáticas y el inglés y fomentar la entrada de los haredim en el mercado laboral, están provocando que se “reprueben” como enemigos públicos a aquellos haredim que cumplen con los “nuevos decretos”.

El jueves pasado, los neumáticos de un coche que pertenecía a Jacob Wieder, el jefe del Departamento Haredi del partido Likud, fueron rajados, y su coche cubierto de carteles que difamaban a los haredim que acuden a trabajar por “el daño que está causando la sociedad haredi”. Wieder, que presentó una denuncia ante la policía, le dijo al Kikar HaShabbat: “Hago un llamamiento a los funcionarios públicos para que presten atención a este desagradable fenómeno”. Wieder agregó: “La violencia de estos individuos no puede retraernos en absoluto de nuestras actividades. No tengo ninguna duda de que se trata de los frutos de una incitación salvaje que actualmente abruma a las calles haredi”.

Weider dijo sentirse horrorizado ante el lenguaje de los ataques, que comparaban el trabajo remunerado de esos haredim con las “bacterias, virus y otros contaminantes del aire”, y afirmó que tenía que ser detenido. Wieder advirtió que el fenómeno podría empeorar y llegar a causar daño físico a las personas. “Hoy soy yo, mañana será otra persona. Tenemos que poner fin a esta violencia”.

Hace dos semanas, de acuerdo con el Kikar HaShabbat, un soldado haredi vecino de Bnei Brak recibió una carta amenazante con respecto a su servicio militar. La carta le amenazaba con una campaña contra él si no abandonaba el ejército y el uniforme, al que la carta definía como “impuro”. La carta concluía con amenazas contra la vida del soldado, y estaba firmada por una extravagante “Asociación del Levantamiento del Gueto de Varsovia en B’nei B’rak, Oficial de la rebelión”.

El soldado respondió a la carta de amenaza con la publicación de su propia carta, en la que declaraba: “Me siento orgulloso de haber estado sirviendo en el ejército durante dos semanas, sin por ello ser menos haredi, menos judío y menos observante que cualquiera de mis amigos haredim”.

El rabino Israel Gelis, un veterano periodista y locutor de radio haredi, le dijo a The Jewish Press que estas acciones extremistas procedentes de la comunidad haredi eran cometidas por “menos de un minián” de jóvenes con demasiado tiempo libre que llenar. Gelis culpa a los medios por acentuar los actos negativos y violentos de una minoría muy pequeña sobre el comportamiento maduro y tranquilo de la gran mayoría de haredim.

“Es lo mismo que el incidente de las mujeres orando en el Kotel”, durante el primer día del mes de Sivan, “cuando miles de mujeres permanecían en silencio y en oración, y mientras las televisiones se dedicaron a enfocar y a sacar a unos pocos jóvenes que arrojaban botellas de agua, maldecían y se enfrentaban con la policía”. En cuanto a hechos como rajar los neumáticos y la carta al soldado, Gelis opina lo mismo, es obra de muy pocos locos.

“No hay tal cosa como un ambiente hostil en la calle haredi contra aquellos haredim que sirven en el ejército”, nos dice. Según Gelis, la integración de los haredim en la sociedad israelí está mucho más avanzada de lo que el público en general conoce. “Más de 20.000 haredim están asistiendo actualmente a las universidades y colegios de Israel. El Rebe de Belz ha puesto en marcha una agencia de colocación para los hasidim Belzer”, nos revela Gelis. “El Rebe envía allí a cualquier joven que sabe que no está hecho para los estudios religiosos. Ellos le encuentran un trabajo”. Según Gelis, estos hombres reciben una educación que se corresponde con las necesidades de los empleadores. Las clases son financiadas por un Comité Mixto.

El jueves pasado, miles de haredim protestaron en Jerusalén contra los planes para alistar a los hombres haredi. Entre 25 y 35.000 manifestantes se congregaron frente a la oficina militar de alistamiento para escuchar como los rabinos les advertía de cómo el servicio militar dañaría irreparablemente su forma de vida.

“El gobierno quiere desenraizarnos y secularizarnos”, afirmó el rabino David Zycherman según Reuters. “Lo llaman un crisol de culturas, pero la gente no se puede mezclar”.

Entonces, ¿qué fue lo que sucedió para que cerca de 30.000 personas acudieran al mitin frente a la Oficina de Reclutamiento?, le preguntamos al rabino Gelis. “Los allí presentes se pueden dividir en tres grupos”, nos explica Gelis. “Un grupo lo constituían aquellos que son fieles a la Edah Haharedit (un macro-grupo que reúne a diversos grupos minoritarios ultra-ortodoxos radicalmente antisionistas, como los Neturai), y cuyos rabinos les han dicho que deben ir a protestar contra el decreto del gobierno”.

“Otro grupo no se identifica necesariamente con la protesta, pero sientan curiosidad por saber lo que los oradores dirán. Es el grupo jerosolimitano”, comenta. “Y por último, el otro tercio son personas que podrían aparecer en cualquier manifestación que se convocara mañana para protestar por el precio de los tomates o por el agua sin calefacción en la mikvet”. Alrededor de una docena de ardéis fueron detenidos después de que manifestantes arrojaron botellas y piedras a la policía, que usó granadas de aturdimiento. Un cañón de agua también se desplegó cuando los manifestantes quemaron cubos de basura. Al menos seis agentes requirieron tratamiento médico.

Sin embargo, el discurso dentro de la comunidad haredi está casi enteramente libre de esa clase de lenguaje violento que no obstante está siendo enfatizado por los medios de comunicación, nos asegura Israel Gelis, que ha terminado su servicio en el IDF y trabaja para varios medios de comunicación seculares, y que ocasionalmente asiste a las oraciones de la mañana en un minián Satmar en Jerusalén.