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Irán celebra este viernes unas elecciones presidenciales marcadas por el programa nuclear, la economía y la lucha entre los candidatos conservadores y los reformistas, que vieron disminuir sus posibilidades con la eliminación de la carrera electoral del expresidente Akbar Hashemi Rasfanyani.

En los comicios compiten un total de seis candidatos después de que el Consejo de los Guardianes, el órgano con poder de veto sobre los candidatos electorales en Irán, hiciera una criba del total de 3.444 personas que postularon su candidatura y de que dos de los ocho que consiguieron su aprobación se retiraran en los días previos.

Entre ellos destacan las figuras del principal representante de Irán en las negociaciones nucleares con la comunidad internacional, Said Jalili, el más conservador; y Hassan Rohani, el único clérigo de entre los candidatos, negociador nuclear entre 2003 y 2005 y el único de tendencia moderada del grupo.

Otros candidatos son Mohsen Razai, excomandante en jefe de la Guardia Revolucionaria y actual mediador entre el Parlamento y el Consejo de los Guardianes; Alí Akbar Velayati, ministro de Exteriores y actual asesor del líder de Irán, el ayatolá Alí Jamenei; Mohamad Gazari, que se presenta como una figura independiente y moderada, con una postura cercana a Occidente, pero no del todo definida; y Mohamad Bagher Ghalibaf, excomandante de las Fuerzas Aéreas de la Guardia Revolucionaria y exjefe de la Policía.

Los candidatos que retiraron su candidatura son el conservador Gholam Alí Haddad Adel, expresidente del Parlamento y antiguo aliado de Velayati, y el reformista Mohamad Reza Aref. En ambos casos, justificaron su decisión para favorecer a los principales candidatos de sus tendencias.

En las últimas semanas, los sectores reformistas del país habían solicitado que hubiera una postura unificada entre Rohani y Reza Aref y habían hecho un llamamiento a la población a no votar en caso de que no fuera a alguno de estos dos candidatos.

De hecho, tras la retirada de Reza Aref de la carrera presidencial, los expresidentes Rasfanjani y Mahmud Jatami se pronunciaron públicamente a favor de la candidatura de Rohani en un intento por orquestar una opción creíble para la Presidencia, tras ocho años de control conservador.

PESO DE LA POLÍTICA EXTERIOR

En la campaña electoral, durante la que se han celebrado varios debates electorales cuyo formato ha sido duramente criticado por varios de los candidatos, ha tenido un gran peso la política exterior del país, especialmente en torno al programa nuclear.

Pese a que la política nuclear está en manos, principalmente, de Jamenei y de la Guardia Revolucionaria, existen dudas sobre si la entrada en la Presidencia de uno de los candidatos más cercanos a Occidente podría generar una tendencia menos dura, como la del mandato de Mohamad Jatami.

En este sentido, el director del Consejo de Política de los Imames y asesor del líder supremo iraní, Seyyed Reza Taghavi, recalcó poco antes de la celebración de los comicios que “en base a la Constitución, las políticas estratégicas son determinadas por Jamenei”.

“Cada presidente tiene diferentes tácticas, no se las forzamos. Hay quienes tienen mejores tácticas y otros que las tienen peores”, valoró. Así, indicó que las políticas en las que no cabe modificación radical son el programa nuclear, Palestina, Siria y Líbano.

Así, Taghavi recalcó que el derecho a la tecnología nuclear no puede sufrir cambio alguno, independientemente de quién ocupe la Presidencia, y añadió que la política exterior del país se basa en el derecho a la autodeterminación de los pueblos, recogido por Naciones Unidas.

Esta postura no evitó que los exnegociadores nucleares Velayati y Rohani, así como el actual, Jalili, mantuvieran un duro enfrentamiento verbal durante los debates sobre la política de Teherán en este sentido. Esta situación mostró la división existente en la cúpula, ya que todos ellos fueron nombrados por Jamenei y son asesores de su confianza.

Por otra parte, Taghavi rechazó cualquier tipo de alteración en el apoyo de Teherán al Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, en su lucha contra los grupos opositores armados, y al partido-milicia chií libanés Hezbolá, considerado una organización terrorista por Israel y Estados Unidos.

EL MOVIMIENTO VERDE

Los comicios tienen asimismo una gran importancia al ser las primeras presidenciales que se celebran desde 2009, cuando las protestas contra los resultados electorales, enmarcadas en el que fue llamado Movimiento Verde, fueron reprimidas violentamente por las fuerzas de seguridad.

Si bien en esta ocasión no se espera que se produzcan protestas similares, las autoridades ya han tomado medidas como la detención de varios miembros del equipo de campaña de Rohani después de un acto político en Teherán en el que el propio candidato criticó las excesivas medidas de seguridad actuales.

Además, las elecciones marcan el fin del segundo mandato de Ahmadineyad, que, según la legislación, no puede presentarse una tercera vez consecutiva. El futuro del actual presidente dependerá de si se impone en las elecciones algún candidato cercano a su línea política, lo que parece improbable, o a la de Jamenei, en cuyo caso será apartado de la primera línea.

En base a los datos facilitados por el Ministerio del Interior, un total de 50,5 millones de personas tienen derecho a votar. En caso de que ninguno de los dos candidatos logre más de la mitad de los votos, se procederá a una segunda ronda el 21 de junio entre los dos más votados.

DENUNCIAS DE ONG

Pese a ello, la organización Human Rights Watch (HRW) ya ha denunciado que los “graves fallos” y los abusos contra los Derechos Humanos cometidos por el Gobierno iraní dificultan cualquier perspectiva de que las elecciones puedan ser “libres y justas”.

HRW ha indicado que, a medida que se han acercado las elecciones, las autoridades han endurecido los controles sobre la información, limitando la velocidad de Internet y bloqueando algunos servidores y redes privadas que los iraníes utilizan para eludir el filtrado de las páginas web del Gobierno.

En este sentido, HRW ha destacado que las autoridades han arrestado y encarcelado a periodistas y blogueros que son contrarios con el Ejecutivo y que no han permitido a miembros de la oposición y a los partidos alineados con el movimiento reformista de Irán participar en los próximos comicios, prohibiendo y restringiendo sus actividades.

Por su parte, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha subrayado que los periodistas extranjeros que consigan cubrir las elecciones presidenciales del 14 de junio en Irán se enfrentan a “un gran reto” y espera que puedan informar sobre “la represión efectuada por las autoridades” contra “las libertades fundamentales”.

A principio de junio, las autoridades iraníes aseguraron que, en total, alrededor de 1.400 periodistas cubrirán las elecciones y destacó que más de mil estarán presentes en la capital, Teherán, mientras que el resto se desplazará al resto de provincias.

Sin embargo, RSF ha denunciado que la mayoría de las solicitudes de visados presentadas por medios de comunicación extranjeros han sido rechazadas o ignoradas.

En este sentido, ha valorado que las autoridades no han entregado los documentos necesarios a la “inmensa mayoría” de los periodistas que los han solicitado y ha denunciado “acoso, restricciones y censura” contra los medios iraníes.

Durante la jornada se celebran también las elecciones de los miembros de los concejos municipales, así como la de los representantes en la Asamblea Legislativa por cuatro distritos electorales.

Fuente: Te Interesa