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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

A un año en que Mohamed Morsi (MM) ascendió a la presidencia de Egipto apoyado por la Hermandad Musulmana y los salafistas del NUR,( grupos islámicos fundamentalistas), enfrentó multitudinarias manifestaciones en su contra en la emblemática plaza Tahrir, que fue el escenario en donde se gestaron las revueltas que derrocaron a la dictadura de Hosni Mubarak. Las expresiones de descontento se extendieron a otras ciudades de Egipto provocando actos de represión con decenas de muertos y cientos de heridos. Las protestas contra MM, en las que se pidió su renuncia y que se lleven a cabo elecciones anticipadas (su mandato expiraba hasta el 2016) fueron causadas por la excesiva concentración del poder por parte de MM y sus aliados; por el grave deterioro de la situación económica y por el proceso de islamización que emprendió en su gestión. La Hermandad Musulmana y otros diez partidos islamitas apoyan a MM; asimismo, el movimiento Hamas que gobierna en la Franja de Gaza y se identifica con la Hermandad Musulmana está de parte de MM.

Los partidarios de MM organizaron contramanifestaciones que hicieron temer que se podría desatar una guerra civil. MM reconoció “que la polarización había llegado a un punto en que se ponía en peligro la democracia y llevar al país al caos”. En este ámbito, las fuerzas armadas pidieron a MM que respondiera a las demandas populares y compartiera el poder con la oposición; este “llamado” fue el preludio de un golpe de Estado del Ejército. Varios ministros del gabinete de MM renunciaron a sus cargos y el ministro de Defensa anunció la destitución de MM y su reemplazo por el presidente del Tribunal Constitucional.

Egipto tiene una significativa relevancia geoestratégica para Occidente por el Canal de Suez, que se ubica en su territorio y que es vital para el transporte a nivel global; también por su frontera con la Franja de Gaza que es un centro de adoctrinamiento para terrorista, y porque es fundamental para que a través de la frágil paz que mantiene con Israel no se genere una nueva guerra entre ambos que encienda la mecha del polvorín que arrastre a la guerra a otras naciones del Medio Oriente.

Por otra parte, el futuro de Egipto se ve amenazado por el proyecto de una presa que empezó a construir Etiopía en el llamado Nilo Azul del cual Egipto es altamente dependiente del suministro de agua que requiere; Egipto ha realizado esfuerzos diplomáticos para detener la construcción de la presa, empero, sin resultados. Se han creado fuertes tensiones entre Etiopía y Egipto, este último país ha planteado la posibilidad de utilizar la fuerza militar; no obstante, la gran distancia entre Egipto y Etiopía dificulta que el primero opte por una acción militar, aunque podría atacar a Etiopía a través de Sudán; no obstante, un ataque desde territorio sudanés podría ser políticamente complicado y traería repercusiones internacionales tanto para Egipto como para Etiopía. Se considera que una guerra entre Egipto a Etiopía sólo retrasaría la construcción de la presa y no resolvería la problemática.

En el marco de las protestas en el Medio Oriente, en Turquía también aumenta el descontento de la población; el peso de los problemas económicos en este país no es tan relevante como en Egipto; incluso la percepción generalizada de la ciudadanía es que el desempeño de la actividad productiva ha sido muy dinámico en la última década, en el 2010 y el 2011 el Producto Interno Bruto adelantó 9.2% y 8.8% en cada caso; sin embargo, a partir del 2012 se ha revertido la tendencia con un avance de sólo de 2.2%; repunte de la inflación, 9.0% anual, una tasa de desocupación que superó 8.0% y un déficit de cuenta corriente de 10.0% del PIB.

La oposición de los turcos a que el gobierno demoliera el parque Taksim Gezi en la plaza Taksim de Estambul para construir un centro comercial y varios hoteles, fue el pretexto para que la ciudadanía reprochara a su presidente Recep Tayyid Erdogan las limitaciones que ha impuesto a la libertad de expresión en sus tres periodos de gestión presidencial, y que junto con sus políticas para que el país se rija por la Saharia (Ley Islámica) contradicen las bases que Atartuk sentó hace 90 años para modernizar a Turquía. El propio gobierno turco reconoció la violenta represión que ejerció contra las protestas; los turcos demandan la renuncia de su presidente; porque es un obstáculo a la democracia y porque finalmente busca imponer un sistema teocrático vía el terror y la arbitrariedad; sus días en el poder están contados.