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COMUNIDAD BEIT EMUNÁH DE ASTURIAS

Habitantes del Marais judío de París de hace cuarenta años se encuentran cara a cara con los visitantes del Museo de Arte e Historia del Judaísmo en la exposición “Rue des Rosiers” del fotógrafo brasileño Alècio de Andrade.

La mirada directa de los personajes interpela a la cámara y a los espectadores que no son los únicos que parecen mirar en esta muestra que se adentra en la historia reciente del barrio a través de imágenes cercanas y populares donde el blanco y negro es el rey absoluto.

En una breve introducción a través de diapositivas con escenas de la zona algo más antiguas que las fotos de Andrade se inicia al visitante en este puñado de calles que fueron hogar de los judíos de París en la Edad Media y a comienzos del siglo XIX.

El director del museo, Paul Salmona, explicó que el Marais fue un barrio tradicionalmente judío en la Edad Media, vaciado de esta población de forma definitiva tras la última expulsión en 1394 y más tarde rehabilitado de nuevo por judíos asquenazíes en los siglos XVIII y sobre todo en el XIX.

Salmona señaló: “es curioso ver cómo a estos primeros judíos de Europa central y oriental se les van uniendo en los años setenta del siglo XX sefardíes del norte de África, sobre todo argelinos”, algo de lo que queda constancia en algunas imágenes.

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El fotógrafo brasileño vivió en París desde los 26 años hasta su muerte y entre los años 1974 y
1975 inmortalizó a quienes ocupaban estas calles, como el carnicero M. Emouna y su ayudante, Pierrot, que posan ante la puerta del establecimiento con la mirada clavada en quien les observa para dar cartel a la muestra.

Sabemos sus nombres gracias a la investigación realizada por el museo que, según contó Salmona, ha sido casi una investigación antropológica: “Hemos buscado los personajes representados en las fotos de Alècio de Andrade y a algunos los hemos encontrado y los podemos nombrar: hay una serie de personas que todavía conocemos a pesar de los 40 años” transcurridos.

Hace dos años el museo adquirió esta serie de 70 fotografías por constituir “un testimonio muy precioso sobre el barrio y sobre la vida judía tradicional en París” explicó Salmona, quien subrayó que en las instantáneas “se ve un París desaparecido, no sólo un París judío sino un París de los años setenta popular, simpático y muy vivo”.

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Apenas a unos pasos del museo se encuentra la calle que da título a la muestra pues la “Rue des Rosiers” (Calle de los Rosales) fue a principios y mediados del XIX el epicentro del “Pletzl”, como llamaban en yiddish a esta judería y que significa literalmente “plaza pequeña”.

A parte de alguna pastelería o de la sinagoga de la también cercana “Rue Pavée”, poco queda de todos los pequeños comercios retratados por Andrade, pues el barrio se ha convertido en un centro turístico más de la capital francesa aunque “aún queda un poco del alma tradicional” aseguró Salmona.

Las imágenes del poeta, pianista y fotógrafo brasileño de la Agencia Magnum respiran poesía y naturalidad y captan tanto la profunda concentración del rabino sefardí que lee tras los cristales de la sinagoga como la mirada directa del adolescente con pantalones de campana o la diversión de los chavales jugando al fútbol.

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Salmona subrayó el carácter de esta sensación de cercanía: “Andrade no se esconde cuando hace las fotos, la gente lo ve y hay un intercambio de miradas muy profundo y muy empático, hay mucha simpatía entre el sujeto y el fotógrafo”.

El sentido callejero y palpitante permite reconocer incluso la época del año, “casi todas las fotos se tomaron en la época de la Pascua judía -explicó Salmona- y se nota en que la gente se lleva pan ácimo, que es el pan sin levadura que se come para la Pascua”.

Tras la vida cotidiana, la conmemoración de la liberación de Auschwitz cierra la muestra con algunas fotos entre las que destaca la instantánea de la primera presidente del Parlamento Europeo, Simone Veil, en primera fila de la Sinagoga, sin un guante y con la mirada perdida, en una imagen “muy impresionante y muy bella también” para Salmona.