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MANUEL HERNÁNDEZ PARA ENLACE JUDÍO

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Quien escribe la historia, escribe los sucesos que quiere resaltar y omite aquellos que quiere olvidar. Es por esto que siempre existen muchas historias paralelas, pero solo la oficial es la que se enseña. Y la historia del nacimiento de los “Mexicanos” no tiene por qué escaparse de este fenómeno.

Los Mexicanos nacimos el mismo día que los españoles llegaron a nuestro territorio, es decir, la identidad mexicana es la identidad de un pueblo mestizo. No somos una nación con sangre “pura”, si es que existiera alguna. La identidad mexicana nace del mestizaje entre los pueblos aztecas, toltecas, mexicas, totonacas… y los españoles. Nuestros antepasados españoles no solo trajeron el idioma sino también su cultura, su comida, sus supersticiones y sus religiones, la católica de forma abierta y la judía de forma clandestina.

El primer arribo documentado de judíos a México (Nueva España) está fechado en el año 1519: Hernando Alonzo y Gonzáles de Morales llegaron con Hernán Cortés, fueron acusados de “judaizantes” y quemados en la hoguera en 1528. Bernal Díaz del Castillo describió varias ejecuciones de soldados españoles durante la conquista de México por ser judíos.

El nuevo mundo pareció a los judíos obligados a convertirse al cristianismo como un premio a su fe, una esperanza  para su futuro.  No dudaron en embarcarse en la aventura de la conquista de nuevas tierras, fue la gran emigración de judíos conversos al cristianismo que obligó a los reyes católicos de España a prohibirles la entrada a la Nueva España.  Pero aun sin licencia, los judíos lograron entrar en nuestro territorio. Para el siglo XVI ya existían 300 judíos establecidos en la Ciudad de México, según Ricardo Albanes en su obra: “los judíos a través de los siglos”, en el auto de fe del 25 de marzo de 1601, se procesaron 46  personas por judaizar. De 1646 a 1649  fueron castigados 190.

El caso más conocido de judíos conversos al cristianismo en Nueva España es el caso del martirio de la familia Carbajal, quienes fundaron la ciudad de Monterrey y el Nuevo Reino de León. Aunque públicamente eran cristianos, seguían practicando el judaísmo en secreto y fueron acusados de judaizar en 1590. El gobernador Carvajal murió en prisión y la mayor parte de la familia fue ejecutada en la ciudad de México el 8 de Diciembre de 1596.

Se ha documentado mucho sobre los judíos en la Nueva España, pero la mayoría de estos se asimilaron y se integraron en la sociedad perdiendo su  herencia judía, muchos pagaron, incluso, por documentos que demostraban su “limpieza de sangre”, es decir, sin un rastro de antepasados judíos.

Las comunidades judías en la Nueva España se encontraban localizadas principalmente en la Ciudad de México, Guadalajara, Veracruz y Monterrey.  Tal parece que las comunidades judías de Nueva España no estuvieron desconectadas de las comunidades judías del mundo, o por lo menos de la comunidad judía en Tierra Santa.  Por medio de la Farda en el siglo XVII los emisarios de Tierra Santa tenían la obligación de enseñar y estudiar con los grupos que la visitaban; después de esto podían emprender su viaje con los fondos que recaudaban. Su visita duraba dos o tres meses, no existe registro de que un emisario haya sido capturado por la inquisición, tal parece que entraban y salían sin que las autoridades de la inquisición del puerto de Veracruz  hicieran algo. Su presencia en nueva España fue revelada por testimonio ante las autoridades eclesiásticas.

En las costumbres mexicanas aún existe algún toque sefardí (judío español), tales como cubrir los espejos cuando alguien muere, el degüello de las aves, los refranes, el sistema familiar mexicano tiene que ver mucho con la cultura sefardí, la arquitectura mexicana, los nombres y algunos apellidos.

Aunque puede que el recuerdo del antepasado judío esté más presente en el ADN que en la memoria. El profesor Michael Hammer, un investigador de la Universidad de Arizona dice que el 1 % de los hombres no judíos portan el gen de los Cohanim, el test de ADN de la población Hispana realizado por Family Tree DNA of Houston encontró que entre el 10 y el 15 % de los hombres que viven en el sur de Texas y el norte de México también presentan dicho gen. La idea puede parecer descabellada, pero si tomamos en cuenta que cuando se fundó El Nuevo Reino de León, el 75 por ciento de los fundadores eran judíos conversos al cristianismo.

Los judíos españoles que huyeron a Turquía tienen la misma raíz que los judíos que llegaron a la nueva España. Ellos tuvieron mejor suerte, se les permitió  practicar su religión y fue gracias a ello, que lograron fundar grandes comunidades, los judíos turcos hablan ladino o “djudesmo”, un dialecto del español, mucho de ellos conservan los apellidos españoles de sus antepasados como Carrillo, Sandoval, Torres, Profeta, España, Aragón, Cuenca, Pinto, Pérez. Etc.

Otros judíos que escapaban de la inquisición fueron a parar a Brasil. Para 1646 existían más de 50.000 judíos en Brasil, la mayoría conversos al cristianismo. Cuando los alemanes tomaron el noreste de Brasil permitieron la inmigración judía en esa área, la primera sinagoga en américa fue construida en Recife en el año de 1636. Para su desgracia su suerte cambio en 1655, cuando los portugueses expulsaron a los alemanes de esa área, cerraron la sinagoga y los judíos tuvieron que emigrar a nueva york o Europa. Fue gracias a los alemanes que en Brasil fuera más fácil visualizar a la comunidad judía, por desgracia en la Nueva España eso no ocurrió y el judaísmo siempre fue clandestino.

Lo más seguro es que si los judíos que llegaron a Nueva España hubieran encontrado un ambiente menos hostil, hubieran fundado grandes comunidades como las de Turquía, Marruecos o Grecia, fundadas por judíos de origen español. De ninguna manera quiere decir que México sería Judío, ni que los mexicanos sean judíos.  Si no que compartimos un ancestro común  y esto nos debería de alentar para entablar una amistad más profunda.