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SALOMÓN LEWY PARA ENLACE JUDÍO

Según el diccionario de la Lengua Española, rebasar significa adelantar a quien va al frente. En los tiempos que este escribidor corría maratones, rebasar significaba tocar un pedacito de felicidad a la vez que lograr un modesto propósito.

Hoy día, lamentablemente, se utiliza el verbo rebasar para describir que los gobiernos en turno no son capaces de controlar tal o cual situación y que otras fuerzas ajenas dominan un panorama, en sí, vacío de poder.

De acuerdo con los clásicos, el poder no lo otorga el pueblo sino que lo consigue el gobernante en turno. El pueblo elige al gobernante, mas a éste le corresponde afianzarse en su puesto con acciones concomitantes con el puesto.

La Historia lo ha demostrado. Ningún gobernante, de cualquier extracción o ralea, ha conseguido establecerse sin una dosis de firmeza agregada a un grupo de manejadores sociales.

Los grados de poder pueden ir desde la “dictablanda” hasta la dictadura, dependiendo de la docilidad del pueblo a comentar, pero en todos los casos, el uncido requiere de una dosis de fuerza para desempeñar su trabajo y llevar a cabo su propósito, conforme a su ideología.

Todo este palabrerío del escribidor va encaminado a tratar de dilucidar la conflictiva que está viviendo nuestro México, provocada por las demandas de unas secciones del magisterio . Debo aclarar que la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) es parte , aunque menor, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Las razones del conflicto las conocemos y no es necesario repetirlas.

Lo importante es poner atención y subrayar la actitud de quienes tienen la obligación primaria de cualquier Estado, país o gobierno: Proteger a sus gobernados, salvaguardando sus mejores intereses. Nos preguntamos: ¿Cómo rayos llegaron a esto unos – la CNTE – y otros – la autoridades?

La respuesta sencilla es: la ausencia de voluntad política para contener con firmeza los embates de quienes, de manera legítima o azuzados por gente infiltrada en el movimiento reivindicatorio, manejan el trasfondo del mismo.

Es claro que existen otras versiones, dependiendo de quienes las emitan. Ya sabemos que desde los años ’60 del siglo pasado, nuestro país, por medio de sus sucesivos gobiernos, otorgó algo así como la patente de corzo a quienes de manera legítima o solapados tras la careta de legitimidad, alzaron su protesta – y desmanes anexos – contra los regímenes democráticamente establecidos. Habemos quienes recordamos la interpelación al presidente en turno en medio de un informe presidencial de cierto saltimbanqui político, y que, al final del día, contribuyó al aglutinamiento de las fuerzas “de izquierda” para crear un partido político.

Éste, a su vez, se ha encargado de sabotear cualesquier iniciativas que emanen del Congreso. Preguntamos: ¿Serán ellos los patrocinadores de la CNTE?

Por supuesto que existen otros puntos de vista, otras versiones. Una de ellas es la que reivindica la postura de los maestros de la CNTE, en el sentido de que se niegan a ser evaluados, no están de acuerdo con un proyecto de ley que les coarte la independencia de gestión y empleo ni la obtención de las prestaciones, en dinero o especie que hoy en día reciben.

Es aquí donde la ausencia de autoridad asoma su sucio rostro. ¿Son los empleados quienes fijan las políticas de trabajo y quienes otorgan las 22 mil y tantas “comisiones” con la paga correspondiente?

Si no ejercen la función para la que fueron contratados ¿es justo que devenguen el salario correspondiente, dejando a más de 2 millones de escolapios sin clases?

En nuestro México de hoy, todo trabajador, por derecho propio , debe recibir capacitación para el mejor desempeño de sus labores, lo cual establece mayores retos y posibilidades de ascenso. ¿Esto no aplica en el caso de los maestros?
Todos estos cuestionamientos y muchos más nos regresan al problema principal: ¿Dónde está la autoridad?
Escuchamos y leemos que se debe evitar el derramamiento de sangre. ¿Cuál, por el amor de D-os?

¿Evitar que el ciudadano “de a pie” pierda parte de su ingreso por los bloqueos resolverá este conflicto? ¿El desquiciamiento del tránsito vehicular y personal resolverá el conflicto ocasionado por las demandas de la minoría de los maestros?

Pregunta obligada: ¿Dónde está la autoridad?