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Enlace Judío México / Nacida en Montevideo en 1983, aunque vive y trabaja en Israel, Liliana Farber ha estudiado artes visuales y se ha destacado por un uso creativo de las nuevas tecnologías.

La artista presenta su trabajo en el Festival Ars Electronica, de Linz (Austria), cuya nueva edición comienza hoy jueves 5 de setiembre y se extenderá por cinco días, cerrando el lunes 9. Fundado en 1979, este festival es una referencia en su género, y se ha caracterizado por cultivar los vínculos entre arte, tecnología y sociedad, atendiendo a la incorporación de nuevas formas de arte electrónico.

“En Ars Electronica voy a exponer en diferente formato parte de una obra que estuvo en exposición en julio en Montevideo, en la sala Dodecá. La obra se llama Mediocre, y se puede ver en mi sitio web. Son impresiones de imágenes creadas con un algoritmo que descompone y promedia imágenes tomadas de internet, que resultan a cierta búsqueda en Google Images”, explica Farber.

El festival de Ars Electronica se compone de varias exposiciones y una de ellas es Ars Campus. Cada año una academia de un país diferente muestra qué se esta desarrollando a nivel académico en relación a arte y tecnología. Este año una propuesta inter-académica israelí realiza la exposición Ars Campus, y Hamidrasha es una de las 10 instituciones que están representadas.

En su obra, Farber  parte de una reflexión sobre la nueva habilidad de capturar y analizar masivas cantidades de datos, que parecen poder responder a preguntas fundamentales y descubrir patrones ocultos. “Innovadoras tecnologías de extracción y almacenaje de datos son desarrolladas bajo la emergente creencia de que grandes conjuntos de datos proporcionan perspectivas objetivas y medios para tomar inequívocas decisiones”, puntualiza Farber, agregando que semejante cúmulo de datos parecen sobrepasar la escala humana se hacen accesibles. “Todo se torna comparable, transparente e incluso predecible. La concepción de esta cultura de visualización y síntesis es la respuesta de auto-preservación a un complejo mundo sobrecogido por abundancia de información de todo tipo”, comenta.

“Dentro de estas prácticas de mapeo surgen preguntas políticas: qué está representado y cómo, qué se omite, y qué perspectiva se utiliza”, afirma Farber. Así, se plantean preguntas clave sobre los procesos de investigación, la constitución del conocimiento, el abordaje de la información, y la naturaleza y categorización de la realidad. Por otra parte, a medida que la información se multiplica y comparte, proteger la privacidad y garantizar la seguridad de los datos recabados se ha vuelto uno de los desafíos más grandes de esta tecnología, señala la artista.

“Todo está siendo acumulado: patrones de ADN, registros de crédito, correos electrónicos, asteroides; no importa”, dice, señalando que ese proceso incluye la inevitable pérdida de información y la selección arbitraria del algoritmo que dará forma a los patrones resultantes. “A diario dejamos constantes huellas de lo que vemos, compramos, pensamos. Esta información forma parte de un enorme archivo virtual que permite, entre otras cosas, guiar nuestro consumo, establecer estándares de normalidad y patología, y actuar como una fuente de control. El almacenaje de esta información pone en cuestión el derecho al olvido y su uso, a los privilegios de lucro”, remata.

Fuente: El País