ORO NAZI

Enlace Judío México | Durante su expansión por Europa el Tercer Reich se dedicó a expoliar sin contemplaciones las reservas de oro de los países que fue conquistando. Los historiadores creen que, tras la anexión de Austria y la ocupación de Checoslovaquia (entre 1937 y 1939), las reservas de oro alemanas se incrementaron en 71 millones de dólares y, durante la guerra los nazis se apoderaron de al menos 550 millones de dólares de las naciones subyugadas. Todo esto sin contar el oro que el nacionalsocialismo arrebató a los disidentes políticos, las minorías raciales y, sobre todo, al pueblo judío.

Es difícil calcular cuánto oro llegaron a acumular los nazis y cuánto se intercambió por materias primas y armamento con las potencias supuestamente neutrales, como Suiza, Portugal o España, donde se cree acabó gran parte del metal. Pero, al margen del oro que acabó en los bancos de los países amigos, y el que recuperaron los aliados tras la caída de Hitler, se ha especulado con la posibilidad de que los gerifaltes nazis lograran esconder una reserva de oro de un tamaño considerable. Una reserva que nadie sabe dónde acabó.

Se sabe que en abril de 1945, cuando la guerra estaba ya perdida para los nazis, la Wehrmacht y los jefes del Reichsbank trazaron un plan para esconder una parte de las reservas de oro en Einsiedl, un pequeño pueblo situado en las orillas del lago Walchen, en Baviera, la región de Alemania que creían, con razón, que caería en último lugar. Los nazis no lograron completar con éxito la misión, pero algunos historiadores creen que al menos unos 100 lingotes de oro se extrajeron del banco central y acabaron Dios sabe dónde.

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El último plan de Martin Bormann

La búsqueda del oro nazi ha preocupado a gente de todo pelaje, pero nadie ha tenido éxito hasta la fecha. Ahora, un músico y director de cine holandés asegura haber encontrado la solución al enigma. Leon Giesen, que así se llama el realizador de 51 años, está convencido de que los nazis lograron salirse con la suya y enterraron el oro extraido del Reichsbank en una pequeña población de Baviera, Mittenwald, al lado de la frontera con Austria y a tan sólo 16 kilómetros de Einsiedl.

La teoría de Giesen ha gozado de una enorme publicidad en su Holanda natal, pero ahora ha llegado con fuerza a los periódicos alemanes, especialmente cautos en la propagación de este tipo de historias, porque el realizador, ni corto ni perezoso, ha llevado a Mittenwald una perforadora, ha agujereado una carretera y ha practicado un análisis de los metales del subsuelo.

Giesen da crédito a una de las múltiples leyendas que circulan sobre el oro nazi, según la cual Martin Bormann, el secretario personal de Hitler, anotó en la partitura de la Marcha Impomptu del compositor Gottfried Federlein unas letras, figuras y runas que escondían las coordenadas exactas del lugar donde se había escondido el tesoro.

Supuestamente, Bormann, que huyó del búnker donde se suicidó Hitler poco después de la muerte de éste, debía entregar la partitura a un contacto en Munich, pero nunca llegó a su destino. El secretario de Hitler desapareció después de que el convoy en el que viajaba fuera alcanzado por un obús ruso. Durante décadas se especuló con la posibilidad de que hubiera logrado huir, pero en 1972 unos obreros berlineses encontraron un cadáver en una obra que más tarde, en 1999 y gracias a pruebas del ADN, se confirmó era Bormann.

Pese a la muerte del secretario de Hitler, la supuesta partitura que contenía la clave para encontrar el tesoro nazi acabó décadas después en manos del periodista holandés Jarl Hammer Kaatee, que en diciembre del año pasado la publicó en Internet, cansado de tratar de resolver el código sin éxito.

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Un tesoro escondido en una partitura

Al encontrarse con la partitura Giesen se interesó por la historia y, hace unos meses, anunció que había resuelto el misterio: la partitura apuntaba a un punto exacto de la localidad de Mittenwald. En su opinión, una línea añadida a la partitura en la que se lee Wo Matthias die Saiten Streichelt (“donde Matthias acariciaba las cuerdas”) hace referencia al pueblo en cuestión, pues uno de sus más ilustres vecinos fue Matthias Klotz, famoso lutier que puso a Mittenwald en el mapa.

Según Giesen, la partitura esconde, además, un diagrama esquemático de las vías de tren que atravesaban la localidad bávara en los años 40 y la sentencia Enden der Tanz (“finaliza la danza”), que se puede observar al final de la misma, indica que el tesoro se encuentra en el antiguo emplazamiento del tope de la vía.

El realizador holandés ha realizado perforaciones en tres puntos de la localidad, pues no tiene claro dónde finalizaba la vía del tren. En la última dice haber encontrado una gran cantidad de metales que no ha logrado identificar. “Los geólogos creen que es una anomalía”, ha explica Giesen a la revista alemana Spiegel, “una sustancia que no debería encontrarse aquí”. Ahora está intentando buscar a una compañía de excavaciones que siga explorando el lugar y planea lanzar un proyecto de crowdfunding para reunir los 25.000 euros que cree costará levantar el yacimiento (si es que existe).

Fuente:elconfidencial.com