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Enlace Judío México | 02 de 0ctubre 2013.-Un equipo de veinte inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC) llegó ayer a Damasco, tras aterrizar en el aeropuerto internacional Rafic Hariri en Beirut. Una larga caravana de cerca de dos decenas de vehículos con los investigadores, los equipos especiales y personal de seguridad cruzó al mediodía por el paso de Masna en dirección a la capital de Siria.

Con su llegada comienza la ambiciosa tarea del desarme de las armas químicas del régimen de Bachar al Asad. Una misión compleja, potencialmente explosiva y llena de desafíos de seguridad. El acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, respaldado por Naciones Unidas, no contempla el despliegue de fuerzas internacionales para proteger al equipo de la ONU. Algunos de estos arsenales e instalaciones para la manufactura de las sustancias químicas están en zonas de guerra, y difícilmente se podrá lograr un alto el fuego entre las tropas de Bachar al Asad y los rebeldes. Teniendo en cuenta el avance de combatientes yihadistas y grupos afiliados a Al Qaeda, los inspectores de la OPAC podrían estar expuestos a atentados o ataques terroristas. Si no hay seguridad, ¿cómo van a avanzar en su tarea de destrucción de las armas químicas?

Por el momento, la prioridad de los inspectores de La Haya será amparar al régimen de Damasco para que abandone su capacidad de fabricar estas armas de destrucción masiva. Tras elaborar la lista definitiva de las instalaciones, sustancias letales y armas, en un plazo de un mes, un segundo equipo de la ONU procederá a desmantelar de forma escalonada todo el arsenal químico que posee el régimen en el término de nueve meses, el plazo más breve al que jamás se han enfrentado y su primera misión en un país en guerra. Se estima que el régimen de Damasco posee 1.000 toneladas de productos químicos, de las cuales, 300 serían gas mostaza.

Esta tarea incluirá la destrucción de los equipos de mezclas, inhabilitar las carcasas de misiles, bien pasando por encima con apisonadoras o tanques o rellenándolas con hormigón para que sean inservibles. Además, se dejará sin lubricante a las máquinas que están en funcionamiento para volverlas inoperables.

La primera fase de la misión de la OPAC coincidirá con la celebración de la conferencia de paz Ginebra II, en la que Damasco se niega a hablar con el principal grupo de la oposición, respaldado por Occidente, la Coalición Nacional Siria (CNS).

Otro equipo de inspectores de la ONU encargado de investigar los presuntos lugares donde hubo ataques químicos, concluyó su misión el lunes, tras casi una semana de duración. La investigación incluye, además del ataque de Gouta del pasado 21 de agosto, otras siete localidades y el informe final con sus conclusiones sobre el uso de armas químicas se espera que esté listo a finales de octubre.

Mientras siguen los esfuerzos internacionales para desmantelar el arsenal químico de Siria, la guerra ha dejado 115.206 muertos desde 2011, una tercera parte, civiles. Entre los 41.533 civiles fallecidos hay 6.087 menores y 4.709 mujeres, informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Asimismo, un total de diecisiete países, entre ellos Brasil y EE UU, se comprometieron ayer a abrir sus fronteras y agilizar los trámites para acoger a refugiados que huyen de la violencia en Siria y aliviar así de este éxodo a las naciones vecinas: Líbano, Jordania, Irak y Turquía, según anunció en un comunicado Acnur.

La organización no gubernamental (ONG), con sede en Londres y que cuenta con una amplia red de activistas sobre el terreno, ha contado en el bando de los opositores al régimen 21.531 rebeldes muertos, tanto sirios como extranjeros, así como 2.176 soldados desertores.

En las filas castrenses, 28.804 miembros de las fuerzas de seguridad sirias han perdido la vida en el conflicto, según la ONG.

A ellos se suman 18.228 milicianos y confidentes partidarios del presidente Bachar Asad y 174 combatientes del grupo chií libanés Hizbula, aliado del Gobierno de Damasco.

El Observatorio agregó que hay 2.760 muertos de identidad desconocida.

El grupo no descarta que el número de víctimas pueda ser superior porque no incluye a los más de 10.000 detenidos en paradero desconocido por los efectivos del régimen y los 3.000 miembros de las fuerzas pro Asad retenidos por los rebeldes.

Según los últimos datos de la ONU, difundidos a finales de julio, más de 100.000 personas han muerto en Siria desde el comienzo del conflicto, mientras que más de dos millones se han refugiado en otros países.

Fuente:larazon.es/elmundo.es