Enlace Judío México | Pocas horas ha pasado el director de cine Guy Davidi en Madrid. El tiempo justo para cenar, dormir y volar hasta los campamentos de Tindouff (Argelia) este mismo martes, donde miles de refugiados saharauis esperaban a sus invitados en el X Fisahara, el festival internacional de cine del Sáhara.

Davidi no sólo va a convivir con las familias, que son quienes acogerán gratuitamente a los más de 200 asistentes en sus jaimas y les darán de comer hasta el domingo. Este activista israelí es el director de uno de los documentales nominados a los Oscar este año: Cinco Cámaras Rotas.

Su cinta, que también está en la lista de los aspirantes a ganar un Emmy, muestra durante 90 minutos cómo viven los palestinos las protestas en la Franja de Gaza, con la peculiaridad de que en esta ocasión no son sus ojos los que miran por el objetivo de la cámara. Emad Burnat, palestino y cámara aficionado (ahora también codirector con Gavidi) le ofreció sus vídeos para mostrarlos por todo el mundo en formato de película.

Pero Gavidi no sólo está en el único festival de cine del mundo que se hace en el desierto, sino que también va a aprender un poco más de unos refugiados que esperan resignados que los organismos internacionales resuelvan el conflicto que comenzó con la ocupación de Marruecos de su país hace 38 años.

Al igual que Cinco Cámaras Rotas, que necesitó de varios años para poder realizarse, el festival ha ido mutando y reforzándose con los años. Sin embargo, “el cambio más significativo se está dando en esta edición”, aclara María Carrión, directora ejecutiva del festival. La presencia de este director es la muestra de ello.

Por primera vez en una década asisten activistas por los derechos humanos de países que están viviendo momentos de gran complegidad en los últimos años como Egipto o Siria, o que los vivieron hace décadas y son referentes en la lucha por las libertades, como es el caso de Sudáfrica.

“Para temas no mediatizados como la ocupación del Sáhara Occidental, lo importante es crear una fuerte conciencia en el mundo y en las dos sociedades (marroquí y saharaui). Esa conciencia allanará el camino para poner fin a esta ocupación y reconstruir las relaciones”, añade Gavidi, que no ha dudado en ir a pasar una semana a la hamada(en árabe, la zona más inhóspita) del desierto del Sáhara.

Fuente:huffingtonpost.es