CR_17962_racismo

SAMUEL SCHMIDT PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México | Hay infinidad de críticas a la casta que se apoderado de la defensa de los Derechos Humanos, pero hay que considerar que se han infiltrado en esa estructura personajes deshonestos y llenos de prejuicios.

Hace tiempo conozco al Sr. Gustavo de la Rosa Hickerson, he oído cosas muy malas de él, especialmente la crítica a su trabajo en su despacho de Derecho Laboral, donde no siempre se trabajaba para los intereses de los obreros.

Nadie entendía qué hacía un “izquierdista” trabajando como carcelero en Ciudad Juárez, en un penal famoso por su corrupción; ante unas jóvenes presumió haber llevado con prostitutas a su hijo menor de edad, lo que puede calificarse como corrupción de menores; y su gestión en la visitaduría de Derechos Humanos de Chihuahua, en Ciudad Juárez, ha sido salpicada de sospechas de articulación dudosa con la estructura policíaca y de poder, que no siempre operan a favor de los Derechos Humanos. Como figura pública tendrá que dar estas explicaciones.

Hace unos meses empezó a subir chistes al Facebook calificados como misóginos por algunos de sus “amigos”, ante comentarios míos para que asumiera la responsabilidad de sus actos, un pariente suyo sugirió un debate, yo respondí inquiriendo la materia del mismo, y sin sorprenderme respondió:

Gustavo Dela Rosa Hickerson: “Sobre los límites de la amistad de los judíos, si su cultura tiene límites más estrechos o más amplios para equilibrar amigos y dinero, o son conductas personales de algunos judíos”.

El visitador optó por un argumento abiertamente antisemita, lo que confronté en los términos más severos.

Se confirma la frase: “el antisemitismo es el socialismo de los estúpidos”.

Sami Schmidt: “Qué bajo ha caído el país donde un racista deleznable es visitador de derechos humanos”.

Y él insiste para reafirmar sus prejuicios.

Gustavo Delarosa Hickerson: “Tranquilo, tranquilo, Samuel, esa leyenda o no leyenda urbana de que los judíos son muy duros con el dinero, para nada es antisemitismo. Y plantearse la pregunta para reflexionar sobre ella no significa ningún antisemitismo”.

Puse una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua ya que este es un precedente muy peligroso y tampoco me sorprendió que esta buscara evadirse. Un correo de César Balderrama Arzola expresa:

“Para darle el debido seguimiento a sus planteamientos, le solicitamos de la manera más atenta nos haga llegar su queja mediante escrito signado por usted en el que precise los actos que considere violatorios de sus derechos que sean atribuibles al Lic. Gustavo de la Rosa Hickerson y que él mismo haya realizado en ejercicio o con motivo del puesto que desempeña en esta Comisión, para ello nos ponemos a sus órdenes”.

Respondí:

“Solo para que entienda yo bien la burocratización de la comisión. Presenté una queja por ESCRITO en un medio determinado por la comisión, ¿ahora quiere otro escrito?

Los dichos antisemitas del Sr. Gustavo De la Rosa Hickerson, sean o no en el ejercicio del puesto que tiene en la Comisión, son suficientemente graves para la violación de los Derechos Humanos de cualquier persona. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua no puede tener a un racista como empleado. Quiero saber si van a actuar en base a la queja que ya puse, si no, para actuar contra la Comisión por negligencia, complicidad y tolerancia a un racista”.

El Sr. Balderrama responde:

“Con todo gusto actuaremos en relación a sus señalamientos. Sin embargo, tenemos una ley y un reglamento que rigen nuestra actuación, la ley en su artículo 27 establece que la queja deberá presentarse por escrito (refiriéndose a que debe llevar la rúbrica o firma del interesado), y que cuando se reciba por un medio de comunicación electrónica como es el caso, la queja o reclamación deberá ratificarse dentro de los 3 días siguientes a su presentación”.

Esto de los tres días no aparece en ningún lado, pero es escandaloso el uso de un tecnicismo para tolerar al racista. El Sr. Balderrama demuestra su limitación jurídica y parece no enterarse que un racista odia a varios.

Al negarse a actuar, la Comisión Estatal de Derechos Humanos se vuelve cómplice de los actos que comete su empleado.

Presenté una queja ante la CONAPRED que se evadió determinando que la Comisión Estatal debe actuar, un funcionario de la Comisión me contactó para que me reuniera con él para decirle qué quiero, respondí que deben despedirlo. La Comisión de nuevo se evadió.

Ya vemos los límites de los defensores, un antisemita es tolerado, su tarea es ser fiscal sobre los que protestan en las calles. Poco favor nos hace sostener un aparato tan caro y tan inútil.