Enlace Judío México- Existen hombres y existen héroes: entre estos últimos, Eduardo Margolis Sobol, una verdadera leyenda, de la cual se cuentan historias fantásticas que resultan, finalmente, siendo verdaderas.

Eduardo Margolis ha sido un escudo protector para la Comunidad Judía de México. Ha sido el Golem, este fabuloso gigante creado desde el barro para defender a los judíos desprotegidos- y, como el Golem quien expusiera también los vicios de una sociedad, ha sido criticado y objeto de ostracismo.

Cuando gran parte de una comunidad le debe la vida a un hombre que no teme ser “instintivo, animal” cuando es necesario y que hace que un criminal prefiera abstenerse de su crimen que enfrentarse a él; cuando este hombre pone su vida en juego para defender a quienes no conoce; cuando un secuestrado, aterrorizado por sus captores y humillado por su impotencia, pide a Dios que Eduardo Margolis esté encargado de su caso – y es salvado por él en medio de una balacera… es importante dar las gracias y reconocer.

Este 29 de octubre llegaron todos a la Kehilá: los líderes y los políticos, los intelectuales y los artistas; y las personas comunes a quienes ha devuelto la vida. Allí estaba su esposa, otra fuerza de la naturaleza. Y vimos hombres maduros llorar. Porque todos le debemos algo a Eduardo Margolis y este algo es, muchas veces, poder mantener la cabeza en alto y conservar algo de esperanza cuando los acontecimientos nos rebasan.

Su padre aparece en la novela “Éxodo”, como quién organizaba las peleas de boxeo en el famoso barco. Eddy, quien estructurara a las fuerzas de seguridad comunitarias, no teme confrontar a la bestia humana. Es el hombre de los casos difíciles, del último recurso.

En una ciudad asediada por el crimen y la delincuencia, sus métodos singulares, no desprovistos de humor, su sencillez, su lenguaje colorido, hacen de él un personaje imprescindible para la Comunidad Judía de México.

Y para añadir a la leyenda, el gigante esconde en sus adentros un corazón de oro. Apoyó durante años un colegio judío, completando los fondos que faltaban, mes con mes. Pagó la educación de jóvenes con pocos recursos. Con su esposa, lidera Kadima, la organización de la Comunidad Judía para las personas discapacitadas, mirando a los ojos a quién nadie quería ver.

Este hombre extraordinario supo sostener una relación duradera, un matrimonio estable, una familia maravillosa. A pesar de su enfermedad de 7 años, “la batalla más dura que jamás he tenido que luchar”, recibió a amigos y admiradores con la fuerza que lo caracteriza. Y todos tenían algo que decirle al oído.

Las leyendas de Eduardo Margolis seguirán vivas y se enriquecerán al pasar de los años. Y serán contadas de padres a hijos con esta moraleja: sé el judío que lucha, que se enfrenta, que se defiende. El judío héroe de la Biblia, el judío soldado de Israel. Porque la imagen del judío humillado y llevado al matadero nos queda “como ropa floja que no nos pertenece”.

 

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