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Enlace Judío México | La complicada convivencia entre árabes y judíos en Israel ha tenido en la ciudad de Haifa una relativa tregua, una tolerancia no conocida en otras regiones del estado hebreo. A pesar de que después de la guerra de 1948 y los ataques del Haganah (la organización paramilitar sionista) la población árabe de Haifa pasó de 65.000 a 4.000 personas, la relación futura entre ambas comunidades se desarrolló en parámetros bien distintos al resto de Israel.

Un ejemplo de esa convivencia es la pasión que árabes y judíos siente por el Maccabi Haifa. Aunque jamás hayan celebrado un triunfo de la selección de Israel, muchos árabes sí que festeja los éxitos del Maccabi, un equipo judío, porque en la ciudad norteña es un dicho popular que el verdadero estado que une a árabes y judíos es el Maccabi Haifa. La presencia de jugadores árabes en el equipo nacido en 1913 ha hecho que desde hace décadas el Maccabi Haifa sea el club preferido entre la población árabe. Se considera que un 35% de los aficionados al fútbol árabes en Israel son del Maccabi Haifa, dato más que relevante porque un 34% se niega a considerarse seguidor de ninguno de los equipos del campeonato israelí.

Mientras otros clubes se negaban a contar en sus filas con jugadores de raza árabe, ‘The Greens’ entendieron que el fútbol se mide por talento y no por la sangre. Fue un árabe el que cambió la historia del equipo. En la temporada 1983-84 llegó al Maccabi Haifa Zahi Armeli. Nacido en la ciudad de Shafa’Amr, de mayoría sunita, Armeli llegaba a un equipo al que nadie consideraba capaz de plantar cara a los grandes dominadores del fútbol hebrero, con el Maccabi Tel Aviv a la cabeza. Su poder goleador hizo que el Maccabi Haifa se proclamara campeón de Liga, algo que se iba a repetir la temporada siguiente para iniciar un cambio histórico que hace que hoy el equipo que juega en el Kiryat Eliezer sea el tercero con más ligas (12) después del que comparte nombre en Tel Aviv (19) y el Hapoel de Tel Aviv (13).

El estelar papel de Armeli se convirtió en un reclamo para la población árabe, que se identificó con uno de los suyos, alguien que había sido de ser el jugador más determinante del la liga de Israel. Eso disparó la popularidad del Maccabi Haifa en ese sector de la población, pero a la vez hizo que fuera un equipo cada vez peor visto en ciudades como Tel Aviv o Jerusalén. Al hecho de que Haifa fuese una ciudad de fuerte arraigo palestino se unía que un jugador árabe se atrevía a cambiar el orden establecido. Armeli jamás se pronunció sobre temas políticos y los entrenadores que le tuvieron siempre destacaron que vivía para el fútbol y los goles. Los gritos de “sucio árabe” que partido tras partido soportaba fuera de casa A pesar de eso, Armeli nunca tuvo que tener una protección especial. Nació en una familia humilde árabe, que pasó a pertenecer a Israel a partir de la creación del estado hebreo el 14 de mayo de 1948, el fútbol y su familia fueron siempre sus referencias. Sus compañeros de equipo destacaban su capacidad de trabajo y que jamás fueron capaces de que probara una gota de alcohol, ni siquiera el día en el que el Maccabi Haifa ganó su primera Liga. Respetado y querido por árabes, cristianos y judíos de Haifa, Armeli defendió la camiseta de la selección nacional de Israel en 23 ocasiones. Debutó el 26 de septiembre de 1983 contra Uruguay y jugó su último partido el 8 de octubre de 1986 contra Rumanía. En ese camino hizo siete goles, de ellos cinco en la fase de clasificación para el Mundial de México de 1986, en la que por motivos políticos Israel tuvo que jugar la primera fase con Taiwán, Nueva Zelanda y Australia.

Su presencia en la selección de Israel, como la de Rifaat Turk, provocó el recelo de parte de la población árabe y el rechazo de los judíos más radicales. Ambos explicaron que lo hacían porque entendían que era la manera de integrar a los árabes en el país, una forma de luchar contra la discriminación y para que fueran tomados como ejemplo de que no sólo los judíos podían triunfar. La Federación de Israel les apoyó cuando expulsó del equipo al defensa Shlomo Kirat, judío del Maccabi Tel Aviv, después de que hiciera comentarios racistas sobre Turk y Armeli. El Maccabi Haifa se vio de manera directa afectado por el conflicto entre el estado de Israel y la Yihad cuando el 4 de octubre de 2003 una palestina se inmoló en el restaurante Maxim, el lugar preferido de los jugadores del equipo, en el que quedaban antes de muchos viajes y en el que en el momento de la explosión estaban su entrenador (Ronnie Levy), el gerente (Itamar Chizik) y el director general deportivo (Arie Borenstein). El atentado, que causó la muerte a 21 personas, fue repudiado por Yasser Arafat y provocó que al día siguiente del mismo el Ejército israelí arrasará la casa de la terrorista (Hanadi Yaradat), la de dos vecinos implicados en la acción y el bombardeo de la localidad siria de Ain-en Saheb, sede de campos de entrenamientos para terroristas.

Fuente:marca.com