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Enlace Judío México | 10 de noviembre 2013.- El cuadro que tengo frente a mí es por lo menos singular. Sentados en la oficina de una vieja casona de la avenida Alfonso Ugarte de Lima (Perú), siete personas –cuatro de ellas vestidas como oficiales del Tercer Reich– sostienen que los judíos son los culpables de todos los males de la humanidad. Ninguno de ellos luce particularmente distinto a cualquier peruano promedio; sin embargo, aquí están, vestidos como oficiales nazis, elogiando a Adolfo Hitler y hablando pestes de los herederos de Israel. La escena, por momentos, parece surrealista. Es difícil de creer, pero los neonazis andinos existen.

El que lleva la voz cantante es su líder, Martín Quispe Mayta (38). Este pequeño empresario, que trabaja estampando publicidad en prendas de vestir en Gamarra, es el fundador de un curioso movimiento llamado Social Nacionalismo del Perú Andino, cuyo principio fundamental es ese, que los judíos son los responsables de todas las desgracias del mundo.

La fábula, por supuesto, no es nueva; es la misma que muchas bandas neonazis vienen diseminando desde hace décadas por todo el planeta. Lo peculiar de estos “social nacionalistas” es que, a diferencia del resto de grupitos neonazis peruanos (como el Movimiento Nacional Socialista Despierta Perú), que se ocultan en foros cerrados en internet, ellos se han animado esta vez a dar la cara.

Y, además, que pese a que se declaran seguidores del Führer y de la Alemania nazi, sostienen que no son racistas. Es más, aseguran que Hitler nunca lo fue.

Casi sin estudios

Martín Quispe no terminó la primaria. Su niñez en La Victoria fue dura, sus padres eran ambulantes en La Parada, era el último de ocho hermanos, el hecho es que se quedó en tercer grado. “Claro, después tuve la oportunidad de estudiar, pero yo estoy convencido de que la educación y los que gobiernan son sirvientes del judío. ¿Para qué estudiar si puedo instruirme de otra manera?”, dice.

Se instruyó en un bazar de la avenida Aviación y de ‘La Cachina’, donde en la adolescencia encontró viejos libros sobre la II Guerra Mundial. Un día cayó en sus manos un ejemplar de El judío internacional de Henry Ford, un libro fundamental para las teorías antisemitas, que Hitler elogió y que incluso citó en Mein Kampf (Mi lucha). Luego, leyó algunas obras del mexicano Salvador Borrego, simpatizante del nacional socialismo. El bicho antisemita ya estaba en su cabeza.

Hace diez años fundó el movimiento, en el séptimo piso del edificio de la ex Cooperativa Santa Elisa. Sus primeros ‘militantes’ fueron borrachos, drogadictos e individuos que dormían en las inmediaciones de la plaza San Martín, a los que él recogía para darles comida y abrigo y para instruirlos en su prédica antisemita. Él dice que en ese momento, gracias a este peculiar método de ‘afiliación’, llegó a reunir hasta 300 “social nacionalistas”.

Ahora son unos 70 ‘militantes’, dice, 40 constantes y otros 30 intermitentes. Tiene alquilados cuatro locales: dos, contiguos, en la avenida Alfonso Ugarte, uno en el Rímac y otro en San Juan de Lurigancho.

Todos los días, los ‘militantes’ recorren plazas de los conos de la ciudad vendiendo los dos libros que Quispe ha publicado (El poder oculto judío y Judíos: culpables de todas las desgracias de la humanidad), así como polos y camisas que llevan estampado el logo del movimiento y DVD con un pequeño video que resume su fábula.

Si se los cruza, quizás le parezcan una mezcla de adictos rehabilitados del Centro Victoria y etnocaceristas de Antauro Humala. Salvo por el detalle de que predican un inexplicable odio al pueblo hebreo

Fuente:eldeber.com.bo