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Enlace Judío México | A Aida Oceransky le gusta ponerse en la placita de la calle Cimadevilla antes de que cambie de nombre y se convierta en la Rúa, entre Altamirano y San Antonio, y mirar la que fue «la calle más alta de la ciudad antigua» y de donde procede su nombre. Le gusta así «imaginar cómo los primeros judíos traídos aquí desde Francia para atender a los peregrinos que hacían la ruta Xacobea se fueron instalando y convirtiéndola en una importante vía comercial». Ellos «conocían la medicina, eran cambistas, artesanos»… A Aida Oceransky le gusta volver a la plaza y «pensar en los que llegaron antes que nosotros». Antes de que se instalara la banca en el siglo XIX y antes de que los «cafetones sirvieran de lugar de reunión de políticos». Antes de que la ciudad y sus habitantes «empezaran a despertar».

Todo esto lo relata Oceransky mirando este lugar también con connotaciones trágicas porque en él comenzó, en la Nochebuena de 1522, el incendió que destruyó la ciudad, salvo la Casa de los Llanes que logró salvarse por su
estructura de piedra. También «aquí empezó el pueblo a reunirse para pelear contra el ejército napoleónico en 1808», y una placa lo constata. Elige como su rincón una calle en la que puedes «revivir la historia» de la ciudad que acogió a Oceransky hace ya 40 años.

Esta mejicana llegó por casualidad a Asturias y se quedó, a pesar de un clima al que difícilmente se acostumbra. Había dejado México D.F. con sus 12 millones de habitantes y pasado por Madrid. Llegar a Oviedo significó un gran cambio para la Presidenta de la Comunidad Judía de Asturias. Entonces no había una comunidad como la de hoy. Empezó a formarse tras un anuncio en el periódico y consiguió asentarse después de que el Ayuntamiento le cediera la casa para la sinagoga en la plaza de El Fontán. Le agradece al exalcalde, Gabino de Lorenzo, el gesto, «único en España» por parte de una administración pública. Aquello también fue por azar: un historiador le propuso «devolver a la comunidad judía como gesto de lo que se le había quitado», y él aceptó. Con el exregidor la ciudad se incorporó a la Red de Juderías y contribuyó a dar a conocer esa parte de la historia ovetense. Oceransky ha trabajado por que así fuera. Pero ha sido en los últimos tiempos. Antes, y de forma diferente, se involucró en la defensa de los derechos de las mujeres.

Llegó a España en los 70. Vivió el fin del franquismo, la transición, el inicio de la democracia, de los movimientos vecinales, del feminismo… Un «importante cambio de la mujer, que ha pasado de necesitar la firma de su marido para abrir una cuenta a ser absolutamente libre». A su reflexión le pone un pero y eso le devuelve a aquéllos primeros años, cuando su voto a favor del aborto le sirvió para que le echaran del partido en el que militaba y por el que fue concejal en el Ayuntamiento, UCD, junto al primer alcalde democrático Luis Riera.

*Aida Oceransky es corresponsal de Enlace Judío en España.

Fuente:elcomercio.es