Enlace Judío México- Se lo prometió a sus padres, frente a su tumba: retornaría a sus raíces; y lo cumplió. Sesenta años despuésde haber abandonado su judaísmo, gracias a la benevolencia de dos mujeres y el recibimiento del Minian del CDI, Pedro Schwebel, sobreviviente del Holocausto, repite su Bar Mitzvá como un gesto simbólico de Teshuvá.

Sus padres, como muchos otros, fueron salvados por Gilberto Bosques, el cónsul mexicano que otorgó, desde Francia, las famosas “visa para la libertad” a seres que ningún país quería aceptar y que estaban destinados al exterminio. Su madre, incluso, había acordado venderlo a una familia norteamericana. Sin embargo, al verlo en sus brazos, desiste de dicha intención.

Llega a México a los seis meses de edad; en su juventud, la situación económica lo aleja de la Comunidad. Sesenta años después, es parte del grupo de sobrevivientes que recibe, a través de Karen Rayek, la “mamá” de todos ellos, el apoyo de Memoria y Tolerancia. Un dolor de mandíbula hace obligatoria la visita al dentista: la odontóloga, Jackie Russek, lo atiende y lo invita a una comida de Shabat. “Lo único que deseo es ser enterrado en el panteón judío” dice Pedro.

Jackie propone abrirle las puertas de la Comunidad. Lo lleva a Aish Hatorá, donde un rabino le indica paciencia: “Mientras usted se fue, la vida continuó”; a Bet El, donde Naúm Gorodzinsky, entonces Presidente, lee la invitación de su (primer) Bar Mitzvá; a la “Kehile” Ashkenazí que lo recibe como socio; al cementerio judío donde hace a sus padres una promesa solemne de volver al judaísmo; al Minian matutino del Centro Deportivo Israelita, donde recibe el regalo de sus “madrinas”: unos flamantes Tefilín. Ponérselos ante la concurrencia marca su regreso oficial al Pueblo Judío.

Dice Jackie: “Me siento profundamente feliz y honrada de ser judía… Hoy sentí el privilegio de ser parte de este pueblo… Sin anteriormente conocer al Sr Pedro, lo recibieron, celebraron y acompañaron como si hubiera sido parte de la familia… Con un calor y sentimiento muy especial…

Me encantó, además, el Minian del CDI, porque es intercomunitario.. Y sin importar como reza cada uno, todos juntos somos una sola voz: la voz de Am Israel recibiendo a una alma…”

¡Bienvenido nuevamente a casa, Pedro!

#YomHashoa2014