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Enlace Judío México | ¿Qué ha cambiado en estas negociaciones? ¿Por qué han estallado con tanto ruido a pesar de que las rondas anteriores han sido tan parecidas? ¿Por qué el mundo se ha asombrado por este reciente deterioro y por qué parece que ambas partes tratan de sabotearlas por un lado y por el otro están dispuestos a negociar?

A pesar de las palabras duras, la falta de confianza y la evasión de responsabilidad – quizás esta es la primera vez que se abordan temas tan sensibles. Por primera vez, las partes están obligadas a mirar hacia el interior, enfrentar disputas políticas de casa, mientras se acerca el momento de tomar decisiones.

Por primera vez en cien años de conflicto, los dos pueblos que luchan por esta franja de tierra se han dado cuenta que no hay nada nuevo bajo el sol. Por primera vez en la historia del conflicto, a pesar de los gritos, las amenazas y las medidas unilaterales que sólo han servido como pantalla de humo, ambos líderes de ambos lados saben que tienen que hacer sacrificios personales si desean la paz y la vida. Por lo tanto, el proceso no es fácil ni sencillo.

Los lemas del pasado son irrelevantes ahora. El Presidente Abbas puede reclamar indefinidamente que Jerusalén es suya sin reconocer al estado judío. Israel puede seguir negando retirarse a las fronteras de 1967, pero finalmente las partes saben que los términos de paz ya se han firmado por los involucrados y probablemente por el mundo entero. Recordemos que el debate es por el 6% del territorio, mientras que el 94% ya está más o menos decidido, ya sea en los mismos territorios o por intercambio de tierra. Pero no sólo se trata de este pequeño porcentaje restante, sino del temor de mirarse a los ojos para lograr la paz.

Es un error pensar que existe un lado fuerte y uno débil en este conflicto. Es verdad que hoy Israel es más fuerte que la Autoridad Palestina, pero también es cierto que los palestinos llegan a la mesa de negociaciones con el apoyo de 1.6 billones de musulmanes, incluyendo miembros de la Liga Árabe y otros países musulmanes, además de muchos no alineados. Los pequeños estados o autonomías no son necesariamente débiles, como en el caso de Crimea, donde una pequeña autonomía puede representar un poder global en un conflicto regional.

Por lo tanto, la cuestión de quién está en lo correcto y quién no es completamente irrelevante, la pregunta es, ¿quién ejerce presión sobre quién? ¿Quién se rendirá y quién dominará? ¿Quién está preparado para un verdadero compromiso y quién intenta arrinconar a su contingente de tal manera que colapsen las negociaciones?

Es sorprendente que estos negociadores experimentados no entiendan que aunque el mapa sea complejo, los principios son sencillos. Los acuerdos de Sevres y Sykes-Picot de 1917, mediante los cuales las potencias mundiales dividieron el mundo arbitrariamente en esferas de influencia, pusieron los cimientos para los conflictos insolubles de los últimos cien años. ¿Por qué tenemos que creer que las mismas fuerzas que crearon el problema son capaces de resolver este aparentemente insoluble conflicto?

A pesar de que nuestra región se caracteriza por varios intereses en conflicto, Israel ha sido capaz de firmar dos acuerdos históricos con Egipto y con Jordania que han sido acreditados por si mismos. Esta estabilidad no se ha alcanzado mediante influencia extranjera en varios conflictos de esta región como en Chipre, Iraq, Irán, Siria, Líbano, Túnez, Mali, Libia y Egipto.

Estos hechos dan lugar al optimismo, mientras que las partes tratan de lidiar con las raíces del conflicto, aunque debemos reconocer que este es el momento de la verdad entre dos partes que desean la paz y deben demostrar su voluntad, que están dispuestos a hacer concesiones.

Las partes no deben nada a los mediadores extranjeros, aunque ninguna de ellas ha cumplido con su tarea para que éstos sean considerados ¨intermediarios honestos.¨

El tratado de paz con Egipto hizo que muchos en Israel derramen lágrimas de alegría, a pesar de las difíciles concesiones necesarias para alcanzar dicho acuerdo. El tratado de paz con Jordania también fue recibido con gran alegría, a pesar de las concesiones involucradas en el convenio.

Un acuerdo impuesto de afuera no brindará la paz, no por nuestro lado ni por el lado de los palestinos. La paz se logrará a través del compromiso deseado por los individuos de ambos lados, en base a una esperanza de paz y un mejor mañana para todos nosotros.

Fuente: David Altman, The Times of Israel.