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Enlace Judío México – La interpretación literal de los cuatro hijos de la Hagadá es bastante sencilla. En cuatro ocasiones, la Torá menciona las preguntas de los hijos en relación a Pesaj.

El autor de la Hagadá clasifica a los hijos según el lenguaje de la pregunta: uno es sabio, el segundo rebelde, el tercero simple y el cuarto no sabe preguntar. La Hagadá ofrece respuestas de acuerdo a las necesidades educativas de cada hijo en base al texto de la Torá. Sin embargo, existen mensajes más allá de la interpretación literal.

Esta parte de la Hagadá se relaciona con los niños pero, ¿podrían estos hijos ser adultos también? Pues sabemos que todos somos hijos independientemente de la edad que tengamos.

Desde esta perspectiva, el mensaje de los cuatro hijos corresponde a que cada judío tiene su propio lugar en el judaísmo. Diferentes personas dialogan alrededor de la mesa del Seder, cada uno mostrando su amor por el otro. Esto nos recuerda que tenemos mucho que aprender del otro y este entendimiento es lo que nos da sabiduría: ¨¿Quién es sabio? Aquel que aprende de cada persona¨ (Pirkei Avot 4:1).

Otra interpretación de los cuatro hijos cuestiona si se trata de individuos separados, pues nadie es totalmente sabio, rebelde, simple o incapaz de preguntar. Los cuatro hijos simbolizan las características del individuo: sabiduría, rebelión, simpleza y silencio.

Al sentarnos uno frente al otro en el Seder, reconocemos que todos tenemos fortalezas y debilidades representadas en la descripción de los cuatro hijos. El desafío es no permitir que nuestras debilidades destruyan nuestra autoestima. En contraste con el primer mensaje simbolizando la integración, esta interpretación nos enseña que hay momentos en que las debilidades deben de ponerse a un lado para poder continuar.

Un último pensamiento: Quizás el más importante de los hijos es el quinto, aquel que no se menciona, aquel que ni siquiera está presente en el Seder. El mensaje del Seder es el de acercarse a ese quinto hijo. Quizás esa es la razón por la que dejamos la puerta abierta o una silla vacía para Elyahu Hanaví. Según los profetas, Elyahu es aquel que devuelve a los padres el corazón de sus padres (Malají 3:23-24).

Fuente: Rabino Avi Weiss, Jewish Press.

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