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Enlace Judío México | “En marzo, visité los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau junto con otros 26 estudiantes palestinos encabezados por el profesor Mohammed S. Dajani Daoudi. A nuestro regreso de Polonia, la crítica de los medios de comunicación fue ensordecedora. Igual de estruendoso fue el silencio de mis compañeros de viaje. Estaban tan intimidados por la intensa crítica que sólo una pareja salió en defensa del profesor Dajani.

Como coordinadora del grupo, ahora yo rompo el silencio.

Durante la última década – desde que me integré al programa de estudios americanos en la Universidad al-Quds de Jerusalén, recibí mi maestría y me convertí en maestra – el profesor Dajani ha sido mi maestro y mentor. Nuestra investigación se ha basado en el estudio del Holocausto y su mensaje universal frente a la amenaza de intolerancia y genocidio. Escribimos un libro en árabe sobre el Holocausto junto con Martin Rau para crear conciencia entre los palestinos respecto a esta tragedia. Distribuimos el libro dentro y fuera de la universidad, ofrecimos conferencias y mostramos películas sobre el Holocausto. Más de una vez, hemos llevado a nuestros estudiantes al museo de Yad Vashem en Jerusalén y el Museo del Holocausto en Washington. Finalmente, llegó el momento de viajar a Auschwitz-Birkenau.

Nuestro proyecto titulado ¨De Piedra a Carne¨ fue un esfuerzo conjunto de tres institutos – la Universidad Friedrich Schiller de Jena, la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Ben Gurión en el Negev – junto con un grupo de la sociedad civil palestina fundada por el profesor Dajani llamada ¨al-Wasatia¨ o ¨moderación¨ en árabe. El viaje a Polonia fue patrocinado por la Fundación de Investigación Alemana.

Cuando volvimos de nuestra visita sin precedentes, una jornada que rompió con las barreras de la ignorancia y el malentendido, fuimos recibidos con una explosión de críticas. El profesor Dahani fue el blanco de este ataque por parte de extremistas nacionalistas palestinos que lo acusaron de ¨vendernos¨ a los judíos.

Como educador, el propósito del profesor Dajani es que sus estudiantes aprendan sobre el Holocausto y amplíen su comprensión del psíquico del otro. El profesor Dajani enfatizó la importancia de ponerse en el lugar del otro. Sólo entonces se puede entender cómo siente el otro y por qué.

Como estudiante de doctorado, me es imposible creer que no se perpetró una tragedia humana contra seis millones de judíos y no judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El Holocausto es un hecho y nosotros tenemos la sagrada responsabilidad que nunca vuelva a repetirse en judíos o en cualquier otro grupo. La reciente declaración de Mahmoud Abbas reconociendo al Holocausto como el más ¨atroz de los crímenes¨ contra la humanidad en la historia moderna ha creado otra grieta. Ojalá y un día este muro se colapse.

Yo nací en Jerusalén, dentro de una cultura árabe que para ser sutil, ignora el Holocausto y evita discutir sobre el tema. De niña, tuve que enfrentarme a restricciones sociales y educativas para aprender más sobre estos capítulos clausurados de la historia. No sólo no existían libros sobre el tema, sino que fuimos enseñados que como palestinos tenemos la responsabilidad de memorizar únicamente lo que los maestros nos dicen, con el objeto de reforzar nuestra memoria colectiva de pérdida y sufrimiento, sustentando nuestra identidad nacional en la búsqueda por una patria.

Muchos palestinos asocian lo sucedido a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial con la Nakba, la palabra árabe para ¨desastre¨ y término que los palestinos usan para describir los eventos de 1948, que llevaron a su despojo, creando una oleada de cientos de miles de refugiados. Aquellos que argumentan que nosotros los palestinos debemos de cerrar nuestros ojos a la realidad del Holocausto por ser la causa de nuestra tragedia nacional están en un error. Ellos no saben nada sobre la historia del sionismo, desde la primera conferencia de Basilea, Suiza en 1897, hasta la Declaración Balfour en Britania, haciendo un llamado para el establecimiento de una patria judía en Palestina durante 1917. Los críticos de nuestro viaje han escrito en Facebook que la injusticia de la que los palestinos sufren actualmente es de la misma magnitud que lo sucedido a los judíos en la Europa nazi. Ellos también están en un error. Por más degradante e injusta que sea nuestra situación en Palestina actualmente – y sí, es degradante e injusta – es insignificante comparada con el horror deshumanizador, la depravación y maldad concebida e implementada por los nazis y sus colaboradores.

Cuando mis compañeros de viaje palestinos hablan entre ellos, con familia y amigos sobre la acusación de ¨venderse a los judíos¨ al visitar Auschwitz, tienden a expresar su amor por su país, señalando que su viaje no los hace menos patriotas o nacionalistas que sus críticos. Aunque el clamor público ha silenciado a la mayoría, todos viajaron a Auschwitz bajo la convicción que el profundizar su conocimiento del Holocausto puedo ayudar a pavimentar el camino hacia la paz. No sólo decidieron rechazar la ignorancia, sino que mostraron un gran valor moral al elegir respetar el sufrimiento del otro.

Nuestra experiencia me recuerda la ¨Alegoría de la Cueva¨ de Platón. El gran filósofo te invita imaginar el estar encerrado en una cueva oscura durante toda tu vida con pies y manos atadas y tu cabeza atorada, de tal manera que sólo puedes mirar la pared frente a ti. Detrás de ti hay un fuego abrasador y entre tú y el fuego hay un sendero donde otros caminan hacia adelante y hacia atrás. Las sombras se proyectan en la pared y tú sólo puedes ver esos objetos. Esas sombras se convierten en tu realidad. Supongamos que puedes librarte de tus ataduras y caminar por la cueva. Aunque en un principio el fuego te deslumbre, poco a poco vas entendiendo el origen de las sombras que te parecían reales. Finalmente puedes salir de la cueva y ver la luz del día, donde captas la plenitud de la realidad. Pero, si regresas a la cueva y cuentas a otros lo que has visto, ¿ellos te creen? No, te condenan. Es exactamente lo que nos sucedió, a los estudiantes palestinos que visitamos Auschwitz. Simplemente salimos de la cueva.

Algunos colegas del profesor Dajani piensan que todo este ejercicio ha sido una maldición, dados los ataques y la crítica que hemos sufrido desde nuestro regreso. Pero el profesor Dajani, el eterno optimista, considera que lo que hemos hecho es sólo una bendición. Hemos abierto una grieta en el muro de la ignorancia. Hemos causado que los palestinos hablen públicamente sobre un tema que antes era un tabú”.

Fuente: Zeina M. Barakat, The Atlantic.