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Enlace Judío México | La lucha entre los dos principales grupos yihadistas por el control de la rebelión provoca ya más muertes que la guerra contra Al Assad, y pone en entredicho al sucesor de Bin Laden, Al Zawahiri.

La batalla intestina en el norte de Siria entre los dos principales grupos rebeldes islamistas -el Frente Al Nusra, franquicia oficial de Al Qaida, y el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL)- genera en las últimas semanas más muertes que las producidas en la lucha contra el ejército de Bachar al Assad. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la lucha “fratricida” entre yihadistas por alzarse con el banderín de la rebelión explica episodios como la reciente caída de Homs -cuna de la revolución contra Assad- y hace presagiar, a medio plazo, la derrota de los insurgentes. La insurrección “moderada” apoyada por Occidente se mueve bien en las cancillerías europeas y en los foros de debate, pero en el frente militar sigue siendo un mal telonero del movimiento yihadista.

Según el Observatorio, desde enero han muerto más de 4.700 combatientes en los enfrentamientos producidos entre Al Nusra y el EIIL en las provincias de Alepo e Idleb, en el norte; Homs, en el centro; y Raqa, Deir al Zur y Al Hasaka en el noreste.

Las razones últimas de esta hemorragia interna en el yihadismo rebelde sirio son un misterio. Hace meses y de modo inesperado, el líder de Al Qaida y sucesor en la red mundial de Bin Laden, el médico egipcio Al Zawahiri, anunció que su único representante en Siria es el Frente Al Nusra, y pidió al EIIL que se retirara a su viejo feudo iraquí o se sumase a las fuerzas “hermanas”. La reacción de rechazo a esa orden de Al Zawahiri se interpreta como el primer desacato en toda regla a la autoridad mundial del sucesor de Osama bin Laden, el terrorista más buscado por Estados Unidos.

Son buenas y malas noticias a la vez. La lucha cainita entre yihadistas en Siria apunta a un final de la guerra civil más rápido del imaginable, aunque no en el sentido que pensaban muchas capitales occidentales: con la dinastía de los Assad triunfante en medio de las ruinas de su patria. Al mismo tiempo, muchos servicios de inteligencia occidentales se preparan para la consecuencia inevitable del descalabro final del yihadismo en Siria: el retorno a las capitales europeas de centenares de jóvenes con pasaporte de la UE, imbuidos de radicalismo y con una formación militar inquietante después de haber pasado meses o años luchando en el frente sirio es pos de la utopía de un “califato universal”.

El ejército sirio bombardeó en abril tres ciudades de Siria con barriles de cloro, según explicó este martes en Beirut la organización Human Rights Watch (HRW), que ha asegurado disponer de pruebas sólidas de dichos bombardeos.

«Las pruebas sugieren de forma bastante clara que los helicópteros del gobierno sirio lanzaron barriles de cloro contra ciudades del norte de Siria a mediados de abril», afirmaba la ONG.

Por su parte, fuentes de la oposición acusaron al régimen de haber efectuado varios ataques con cloro, mientras que la televisión estatal siria acusó de un ataque de este tipo a los yihadistas del Frente al Nosra.

Los médicos que trataron a las víctimas indicaron que al menos 11 personas murieron en los ataques y que cerca de 500 personas presentaban «síntomas correspondientes a una exposición al cloro», indicaba HRW en su comunicado.

Los ataques tuvieron lugar en Kafr Zita, provincia de Hama el 11 y 18 de abril, en Al Temana, en la provincia de Idleb, el 13 y 18 de abril, y en Telmans (Idleb) el 21 de abril. Estas tres ciudades están controladas por los rebeldes.

Un vídeo muestra, en las localidades atacadas, barriles con el código CL2, símbolo del cloro, aseguraban los responsables de HRW, que sin embargo no pudo «confirmar en forma independiente» que hubieran sido lanzado por los helicópteros.

No obstante, la organización agregó que era poco probable que se tratara de una puesta en escena ya que médicos y testigos dieron cuenta de síntomas correspondientes a «una exposición al cloro».

«El uso aparente de esta sustancia como arma -sin hablar del hecho de que apunta a civiles- es una flagrante violación de la ley internacional», indicó Nadim Houry, subdirector de HRW para Oriente Medio y África del Norte.

«Es una razón más para que el Consejo de Seguridad de la ONU lleve el caso de Siria ante la Corte Penal Internacional», agregó Houry.

En abril pasado, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) anunció que iba a llevar a cabo una investigación sobre las acusaciones de ataques con cloro en Siria.

Fuente:abc.es/lavozdegalicia.es