AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

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Meny Samra. Presidente de la Cámara de Comercio México-Israel

“Nos interesa desarrollar agronegocios con tecnología. Podemos hablar de unos 50 proyectos que ya están funcionando, pero lo más importante es que vienen más”, dice Meny Samra Cohen, empresario y presidente de la Cámara de Comercio México-Israel.

“Hubo una época de empresarios judíos que fueron líderes en el negocio textil; le siguió otra todavía vigente, donde es muy fuerte nuestra presencia en el ramo inmobiliario. Mi visión es que la próxima será en la agroindustria”, dice Meny Samra, un hombre que nació en Líbano hace casi medio siglo y llegó a vivir a México a los 14 años. Desde muy joven empezó cargando bolsas en el negocio de un pariente en La Merced. Ahora es copropietario de Funsam, una de las empresas más importantes del país en la fabricación y distribución de bolsas de plástico. “Soy socio de un mexicano, José María Funtanet, y nos ha ido muy bien. Creo que debemos impulsar más alianzas entre empresarios mexicanos y judíos. Eso haremos en la Cámara de Comercio México-Israel, quiero que haya afiliados mexicanos y no sólo miembros de la comunidad israelí”.

De sus años de trabajo duro en la carga le quedó una molestia crónica en la espalda y también una actitud: chutzpah, le llaman en hebreo, y se puede traducir como arrojo, audacia o descaro. Es un gran conversador y queda la impresión de que es inagotable: “no me detengo, quiero hacer muchas cosas”. Es también inversionista de una empresa que produce pepino persa, en Baja California. Esta compañía sintetiza la visión de futuro de este hombre de negocios: “es una empresa mexicana que utiliza tecnología israelí y está orientada al mercado de Estados Unidos”.

Samra Cohen destaca la complementariedad entre México e Israel. “El campo mexicano está lleno de oportunidades. Tiene todos los climas y recursos humanos competitivos. La tecnología israelí funciona muy bien porque es muy flexible en cuanto a escala. Es de las mejores del mundo para el uso eficiente de agua. No se necesita un gran capital para utilizarla”.

Al hablar de la ola de negocios agroindustriales de israelíes en México se refiere con deferencia a Mayer Zaga: “él creó a mediados de la década pasada el Agropark, en Colón, Querétaro. Se trata de una idea visionaria, 800 hectáreas de cultivo controlado. Es interesante destacar que se trata de un empresario que viene de la industria textil (Vicky Form) y que apostó por este futuro hace algunos años”. En Agropark acompañaron a Mayer Zaga otros empresarios como Pedro Dondisch, Alfredo Zonana y Alfredo Achar.

PROYECTOS EN MARCHA

Los sistemas de riego por goteo que se desarrollaron en Israel ya se están utilizando en varios estados del país como Durango, Tabasco, Querétaro, Hidalgo, San Luis Potosí y Baja California. En puerta hay proyectos con otras tecnologías, también desarrolladas en Israel. “Hace unos días estuvieron unos técnicos israelíes en Oaxaca y Tabasco, haciendo pruebas para crear cultivos de teca, con una innovación que permite acortar el periodo de maduración de 15 años hasta sólo cuatro años”.

La madera de teca es muy valorada por su dureza y alta resistencia. Se dice que gana en belleza con los años y es muy apreciada en la industria mueblera y también para la fabricación de embarcaciones de lujo. “El proyecto está en una fase muy avanzada. Participarán empresarios mexicanos… la Secretaría de Agricultura mexicana se acercó con nosotros y quieren hacer un laboratorio para la teca”.

El timing de la apuesta mexicano-israelí por la teca parece perfecto: algunos de los principales productores mundiales, como India, Camboya y Honduras están agotando sus reservas forestales, “el futuro del campo mexicano es el uso intensivo de ciencia y tecnología. Por eso Israel puede ser un gran aliado”. Este país del Medio Oriente dedica 4% del PIB a la investigación y desarrollo. Es un país de 7.1 millones de habitantes que produce más start-ups que Japón, Reino Unido, Corea, Canadá o India.

México e Israel firmaron un Tratado de Libre Comercio la década pasada. A pesar de las complementariedades, el comercio bilateral representa una fracción de lo que podría ser. El año pasado Isarel vendió a México bienes por un total de 800 millones de dólares. México exportó a Israel bienes con valor aproximado a 100 millones de dólares. “Para resolverlo, no hay recetas. Soy optimista, podemos pensar en proyectos conjuntos México-Israel para conquistar otros mercados”.

Fuente:El Economista