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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

La prisa de Washington por reconocer el nuevo gobierno de Hamas fue sólo uno de los errores y traiciones del gobierno de Obama hacia Israel.

Algunas horas después que el presidente de la Unidad Palestina Mahmud Abbas tomó juramento de un gobierno respaldado por el grupo extremista islámico Hamas, el Departamento de Estado de Estados Unidos legitimó la disposición, confirmando que podía trabajar con el nuevo gobierno ya que “ el nuevo gobierno no incluía miembros afiliados a Hamas”

De 17 personas del Gobierno de Unidad palestino, 5 son de Hamas.

Y ahora, los 12 motivos:

1. Por lógica, se pensaría que un aliado no legitimaria a un gobierno palestino empeñado en la destrucción de Israel, un gobierno que ha declarado que se rehusa a modificar su política, una organización TERRORISTA con un amplio historial de atentados y asesinatos en masa.

2. El último esfuerzo de paz fallido. Uno asegura que un aliado seguirá los consejos de los expertos que advierten sobre el hecho de tomar las mismas decisiones y acciones que en el pasado fallaron. Procurar crear un acuerdo a corto plazo entre dos partes armadas se vuelve una locura. Una negociación que se lleva en un plazo de nueve meses, cuando todas las evidencias y experiencias pasadas demuestran que están destinadas a fallar.

3. Mientras tratamos de producir un clima propicio para la paz, uno pensaría que el aliado utilizaría el momento para trabajar con las partes y realojar a los refugiados palestinos, primero en Gaza, donde no hay presencia militar ni civil israelí.

4. Un aliado firme hubiera rechazado la demanda de Abbas de liberar asesinos, en lugar de presionar al Primer ministro Benjamín Netanyahu de aceptar la liberación de asesinos e insistir sobre el congelamiento parcial de los asentamientos.

5. Un aliado podría haber distinguido entre asentamientos aislados en territorio palestino y barrios judíos en Jerusalén. Criticar toda la construcción y llamar a todo “asentamientos” paraliza a los moderados.

6. Un aliado no daría una entrevista a un medio norteamericano, acusando a al Primer Ministro de Israel de llevar al país al desastre, al mismo tiempo que dicho Ministro se dirige hacia la Casa Blanca. Este tipo de comunicados públicos son poco propensos a fortalecer la fe y relación del Presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro israelí.

7. Uno pensaría que un aliado respetaría sus propias reglas sobre mantener secreto el contenido de las negociaciones de paz. El secretario de Estado John Kerry instó en repetidas ocasiones a ambas partes a mantener el contenido de sus conversaciones confidenciales; sin embargo, fue su propio enviado especial, Martin Indyk, quien dio una larga conferencia al periodista israelí Nahum Barnea, en cuyo artículo culpa de forma distorsionada el colapso del proceso por culpa del Primer Ministro Netanyahu.

8. Uno pensaría que un aliado sería un hombre por encima de las fricciones y malentendidos de las conversaciones de marzo: ” Los prisioneros no fueron liberados por Israel en el día en que se supone que deben ser puestos en libertad, pasaron los días y luego se aprobaron 700 unidades en Israel y luego puff “ dijo Kerry al Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

9. No importa qué tan frustrado Kerry haya estado, uno pensaría que un amigo de Israel no usaría la palabra “Apartheid” en un debate público sobre el futuro de Israel. La democracia de Israel ofrece la igualdad de derecho para el 25 por ciento de sus pobladores que pertenecen a la minoría no judía, que disfruta de libertad de credo de reunión y de prensa. El árabe es un idioma oficial en el país. El invocar el término de “apartheid” en la crítica de Israel se convierte en un golpe bajo. Un regalo para los enemigos para distorsionar la realidad de Israel y deslegitimizar su existencia.

10. Uno podría pensar que un aliado mantendría silencio en lugar de decir al mundo que Israel detuvo los envíos de armas de Siria a Hezbollah, en el momento justo que Israel evitaba acusaciones de responsabilidad de dichas acciones para no sufrir un contrataque de Assad.

11. Hacia el sur, se podría pensar que un aliado evitaría apoyar apresuradamente a los extremistas islámicos cuando llegan al poder en un estado vecino (ej: Egipto). El hecho de que el tratado de paz entre Israel y Egipto haya sobrevivido el breve período de mal gobierno de la Hermandad Musulmana en El Cairo, es un éxito conseguido a pesar de la errónea aceptación de Washington del gobierno de Morsi.

12. Y, por último, se podría pensar que un poderoso aliado le negaría apoyo a otro estado que pide y trabaja en pos de la destrucción de Israel. Simplemente no hay justificación de que EEUU permita que Teherán tenga capacidad de enriquecer uranio. Teherán mintió a la comunidad internacional sobre su programa nuclear y construyó instalaciones secretas para avanzar hacia la bomba. Puede recibir el combustible nuclear, al igual que más de una docena de países de todo el mundo, para su programa nuclear supuestamente “pacífico”. El objetivo central de la política de EE.UU. en este sentido no debería de negar meramente armas nucleares a Irán, sino, negarle a Irán la capacidad de construir armas nucleares.

Fuente: David Horovitz- The Times of Israel.