Esther-Shabot-Askenazi

ESTHER SHABOT

Hace dos semanas escribí en esta columna acerca de la aspiración de independencia de los kurdos de Irak. Asentados la mayoría de ellos en el norte del país, en la zona del Kurdistán que consiguió autonomía a raíz de la historia iraquí de las últimas dos décadas, se preparaban para realizar un referéndum próximamente a fin de conseguir una independencia mayor respecto al gobierno central de Bagdad. No se preveía aún hace 15 días que muy pronto se registrarían cambios dramáticos y violentos en el país, cuyos efectos beneficiarían paradójicamente a la causa independentista de los kurdos.

El golpe ha provenido de una agrupación militar derivada de Al-Qaeda y denominada Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), el cual, en una campaña bélica arrasadora, le ha arrebatado al gobierno central de Irak el control de extensas zonas del norte del país, tomando la ciudad de Mosul en su camino a apoderarse de la propia Bagdad. Un efecto colateral de estos movimientos fue que las tropas iraquíes dependientes del gobierno de Nuri al Maliki abandonaron la ciudad de Kirkuk, dejando el terreno libre para que de inmediato los luchadores kurdos conocidos como “peshmergas” tomaran posesión de dicha ciudad considerada por los kurdos como parte de su heredad legítima. De esa manera, y sin la necesidad de disparar un solo tiro, están viendo cumplido uno de sus sueños más añejos, el de establecer su dominio en esta disputada localidad.

Kirkuk posee extensos yacimientos petroleros y su control ha sido objeto de disputa en estos últimos años entre el régimen de Bagdad y la autonomía kurda establecida en el norte con su capital en Erbil. El reclamo kurdo de Kirkuk y sus alrededores se basa en el antecedente de que esa región fue “arabizada” y limpiada étnicamente de kurdos por el régimen de Saddam Hussein, con la intención de apoderarse de los ricos recursos petroleros que posee. Ahora —sostiene la dirigencia kurda— ha llegado el momento de recuperar lo que se les arrebató con lujo de crueldad. Como lo acaba de señalar uno de los altos funcionarios del liderazgo kurdo, Jabbar Yawar, “…todas estas áreas van a ser incorporadas a nuestra región autónoma”.

Por supuesto, la pregunta es si una vez hecho de lado el gobierno central iraquí, el EIIL no va a pretender apoderarse también de los espacios que ahora han pasado a manos de los kurdos. El EIIL bien podría decidir enfrentarse a los “peshmergas” kurdos bajo la consigna de defender y liberar a núcleos de árabes sunnitas que habitan en esa zona. Ante esa eventualidad, los kurdos dicen tener ya lista la defensa de los nuevos territorios bajo su control. Es por ahora una incógnita si el EIIL está dispuesto a abrir un segundo frente contra la región autónoma kurda, que ha logrado consolidarse y prosperar de manera tan notable en estos últimos años, o si por el contrario considerará inviable e inconveniente arriesgarse a ello.

El gobierno local en Erbil está por lo pronto aprovechando el momento para hacer avanzar su causa como no había podido hacerlo en mucho tiempo, aun a sabiendas del desafío implícito en la peligrosidad del EIIL. Mientras tanto, es evidente que Irak entra en una nueva etapa de recrudecimiento de las luchas
interétnicas en las que abundan los fanatismos, los intereses sectarios y la amenaza de desintegración.

Los pronósticos acerca de su futuro son así extremadamente pesimistas, aun cuando en estos momentos los 4.5 millones de kurdos iraquíes estén celebrando las mieles de un regalo que les cayó del cielo.

Fuente:excelsior.com.mx